Vagones de Metro exclusivos para mujeres en Chile: ¿resuelve el problema?

Por Camilo Espinoza

Fuente: The Clinic 06/04/2022

The Clinic habló con cuatro mujeres — una socióloga, una arquitecta, una urbanista y una exministra de Transportes — para analizar una idea que se plantea para combatir los casos de acoso y abuso sexual al interior del tren subterráneo.

En los últimos días volvió a surgir la discusión sobre implementar vagones exclusivos para mujeres en el Metro de Santiago.

La medida se ha planteado para enfrentar el acoso y abuso sexual de hombres al interior del transporte público, especialmente en hora punta.

El gobernador de la RM, Claudio Orrego (DC), reconoció que la propuesta se está evaluando. «Hay que estudiarlo. No se puede cerrar a priori a una cosa que las mismas dirigentas estudiantiles están planteando porque se sienten inseguras», sostuvo.

Por su parte, la ministra de la Mujer, Antonia Orellana (CS), manifestó sus reparos, cuestionando que la medida podría «normalizar» el acoso. En esa línea, llamó a analizar la experiencia de otros países que han aplicado esta política, como Japón, India, Egipto, México y Brasil.

En The Clinic abordamos el tema con cuatro mujeres: una socióloga, una arquitecta, una urbanista y una exministra de Transportes. Esto nos dijeron sobre la iniciativa:

Liliana Salazar, socióloga: «No resuelve el problema de fondo»

En 2015, la Cepal presentó los resultados de un estudio pionero en violencia de género en el transporte público. El documento logró recopilar antecedentes de cuatro capitales latinoamericanas: Bogotá, Lima, Ciudad de México y Santiago.

Las conclusiones fueron preocupantes. No solo se detectó que, en los casos más extremos, nueve de cada 10 mujeres reconocía haber sufrido actos de abuso y/o acoso sexual en el espacio público. También que se comenzaban a registrar a temprana edad y se concentraban en mujeres de 10 a 25 años.

Una de las coautoras de la investigación fue Liliana Salazar, académica de la Escuela de Sociología de la U. Academia Humanismo Cristiano (UAHC). Consultada por The Clinic sobre su posición frente a los vagones exclusivos para mujeres en el Metro, su respuesta es tajante: «No resuelve el problema de fondo».

A su juicio, esta política puede permitir que efectivamente «en lo concreto, las mujeres se sientan más protegidas». Pero ese efecto es «paliativo» y, además, pretende trasladarle responsabilidad a la víctima.

En ese sentido, para Salazar, el problema de fondo se debe enfrentar apuntando a lo estructural. «Y eso es tener una educación no sexista que pueda terminar con el patriarcado», concluye.

Elizabeth Wagemann, arquitecta: «En India, los vagones segregados se volvieron objetivos fáciles para atraer el acoso»

Elizabeth Wagemann, doctora en arquitectura de la Universidad de Cambridge y directora del Laboratorio Ciudad y Territorio (LCT) de la U. Diego Portales, plantea que la creación de vagones exclusivos para mujeres en el Metro se ve más como «una acción de urgencia».

«Quizá otorgaría una sensación mínima de seguridad a esta demanda que es inmediata. Pero al mismo tiempo, pareciera ser una medida parche, porque no aborda las desigualdades de género, sino que las oculta», subraya.

La especialista asegura que la segregación de género «lo que hace es aislar a las mujeres y aumentar la sensación de victimización«. Es decir, que las mujeres son «responsables de su seguridad al evitar ciertos espacios, ciertas horas y ciertas formas de vestir. Lo que hace, entonces, es limitar sus libertades».

Wagemann cita los efectos que produjo esta medida en la India y asegura que los vagones segregados se volvieron «objetivos fáciles para atraer el acoso».

«Ha sido contraproducente. Hay hombres que ingresan a estos espacios con el objetivo de acosar a una mujer si es que no hay vigilancia suficiente y en un espacio más confinado. Y hay estudios que demuestran que perpetúa la cultura de exclusión en el resto de los espacios públicos», explica.

En la India, también hubo mujeres que plantearon sentirse «más intimidadas» cuando se subieron a vagones mixtos y sufrieron tipos de acoso «más extremos». «De cierta forma, culturalmente son culpadas por andar en este espacio señalado como de hombres, como si fueran en busca de provocación», detalla.

A su juicio, existe «un acuerdo en que la segregación de género, por sí sola, no puede resolver el problema. Sacarlas de los vagones y separarlas, elude temas que son profundos y que hay que abordar como sociedad».

Paola Jirón, urbanista: «El problema es mucho más complejo que separar vagones»

Paola Jirón, directora del Núcleo Milenio Movilidades y Territorios (Movyt) y académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la U. de Chile, plantea que una de las claves, antes de tomar cualquier medida, es «definir el problema».

«Todas las instancias que van a intervenir en el sistema, sea Metro, policías, guardias, municipios y el Ministerio de Transporte, deben tener una comprensión similar. Cómo se entiende la violencia, quién es el violentado, quién es el violentador, cuáles son las prácticas y qué repercusiones tienen en las personas», subraya.

Además, la especialista en planificación urbana puntualiza que el problema «no tiene solo que ver con el vagón del Metro. Si uno entiende la experiencia del espacio público como un continuo, es necesario poder abordarla también en el andén, las escaleras, la boletería y una vez que sale a la calle».

«No sirve de mucho pensar en tener vagones segregados, si es que tan pronto sale al andén se van a violentar a las personas también», recalca.

Jirón también llama a ampliar la mirada sobre experiencias de violencia e inseguridad en el Metro. «Desde una mirada interseccional, hay otras personas que también lo pasan mal, como niños, adultos mayores y disidencias sexuales»

A su juicio, puede ser un error «pensar que las mujeres no son violentas. Hay vagones de solo mujeres donde también hay violencia, también hay agresiones. El problema es mucho más complejo que separar vagones».

Paola Tapia, exministra de Transporte: «Ninguna medida puede ser descartada a priori»

La exministra de Transporte, Paola Tapia, actualmente es directora de Transporte Público Metropolitano (DTPM) y académica de la U. Central. Sobre la idea de vagones exclusivos para mujeres en el Metro, piensa que una de las claves es no esconder los casos de acoso «debajo de la alfombra».

De hecho, relata que cuando estos casos salieron a la luz durante la década pasada, se tramitó una ley que sancionaba el acoso sexual como un delito. «No obstante ello, los números no lograron ser reducidos».

Recogiendo esa experiencia, Tapia plantea que «ninguna medida puede ser descartada a priori». Sin embargo, subraya que «nada prueba que establecer una medida de segregación vaya a disminuir esos números».

«No hay una evidencia empírica en orden a que podamos dar cuenta de que esto permite una disminución del número de casos. No está probada a nivel internacional. Hay estudios académicos que dan luces que esto podría incluso representar un retroceso», aclara.

Pese a ello, no descarta que pueda ser una medida útil, siempre y cuando vaya acompañada de otras políticas. Para la exministra, acá debe haber una tríada entre una campaña comunicacional, protocolos para los operadores y capacitaciones al personal.

También destaca que la inversión en infraestructura en el Metro, como la línea 7 o las extensiones de las líneas 2 y 3, podría tener un efecto en la densidad de pasajeros. Sobre todo en horarios punta.

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