Miguel Lawner, premio nacional de arquitectura en 2019: “Hay que acabar con el subsidio a la vivienda”

Por Francisca Mayorga

Fuente: La Tercera 10/10/2022

El profesional se refiere a las causas del déficit habitacional en Chile y a propuestas para mejorarlo: terminar con el valor especulativo sobre el suelo y el sistema de subsidios. «Lo fundamental es que el Estado recupere la conducción de la política habitacional», dice.

Miguel Lawner (94), exdirector ejecutivo de la Corporación de Mejoramiento Urbano (Cormu) durante el gobierno de Salvador Allende, asegura que en su primer año la Unidad Popular construyó 100 mil viviendas sociales. Casi el doble de lo que proyectó Sebastián Piñera para 2021.

Y que el problema de los campamentos, su proliferación y falta de asentamiento, “cada día es más grave”. Durante la campaña presidencial, Lawner entregó su apoyo a Gabriel Boric a través de la agrupación Arquitectas y Arquitectos por un Chile Digno, que llamó a respaldar su candidatura.

Para mejorar la respuesta habitacional, plantea el premio Nacional de Arquitectura (2019), es imperativo que “el Estado recupere la conducción de la política de vivienda” y “no entregar más la responsabilidad a la iniciativa privada”.

Usted se desempeñó como director de una de las cuatro corporaciones que formaron parte del Ministerio de Vivienda hasta 1976. ¿Cómo funcionaba?

El Minvu tenía 4 corporaciones: la Cormu, la Corporación de Vivienda (Corvi), la Corporación de Servicios Habitacionales (Corhabit) y la Corporación de Obras Urbanas (Cou), dedicada a obras de infraestructura, alcantarillado y pavimentación. En la Cormu nos especializamos en regeneración urbana; la Corvi compraba sitios eriazos y construía viviendas; y la Corhabit registraba la demanda y recaudaba el dividendo, una vez asignadas las viviendas, porque no se operaba con los bancos. No hubo ninguna institución financiera involucrada en todo este proceso. Hoy día ha cambiado totalmente el giro; la actividad de vivienda se ha transformado en un proceso mercantil y no en un servicio para cumplir con una necesidad.

¿Esta política que implementaron fue novedosa para la época?

La política fue igual, a lo largo de todo el siglo XX y hasta la dictadura, fuera cual fuera el gobierno. Los conjuntos habitacionales más exitosos: la Villa Olímpica, la Villa Frei o la Unidad Vecinal Portales -Monumentos Nacionales- fueron construidos en el gobierno de Jorge Alessandri, que era de derecha. Eso es un contraste con la miseria que se construyó más tarde. Porque se ha desprestigiado la política pública de vivienda con la obra de la dictadura y que por desgracia se ha mantenido hasta hoy.

De todos modos, siempre ha existido un déficit.

Claro. Hasta antes de la dictadura, los gobiernos construían bien, pero no daban abasto. Sobre todo en la década del 50 y 60, cuando se produce el proceso de migración del campo a la ciudad. Por eso se organizó el movimiento de pobladores, que inició el proceso de tomas organizadas, que fueron admirables, y que nosotros apoyamos técnicamente. Yo, personalmente, participé en la toma del campamento La Victoria, que tuvo lugar el 30 de octubre de 1957.

¿Cuál fue la meta del Presidente Allende en materia de vivienda?

El gobierno de Allende, con todas sus corporaciones, y la Caja Central de Ahorro y Préstamos, hizo 158 mil viviendas. Nosotros nos dimos una meta, solo el primer año, de construir 100 mil. Considera que la meta más alta, nunca alcanzada antes, fue la del primer año del gobierno de Frei Montalva, en 1965, de 52 mil viviendas. La Dirección de Estadísticas reconoce 78 mil en nuestro primer año. Pero sabemos que llegamos a las 100 mil, porque hubo un número importante, a raíz de la reforma agraria, que se hizo en el sector rural. Durante la Concertación se llegó a 80, 90 mil viviendas por año. Pero en gran parte desechable. Se había acumulado un déficit catastrófico, ya que la dictadura construyó un promedio de 15-18 mil viviendas por año.

¿Por qué la política habitacional reciente no ha logrado enfrentar el déficit de viviendas?

Ha fracasado porque el Estado le ha entregado toda la facultad al sector privado para enfrentarlo. Y por haber dejado el valor del suelo al libre mercado. Frei Montalva otorgó atribuciones a la Cormu, e hizo posible una política de adquisición del suelo, y este dejó de tener un valor especulativo. Bastaba que la Cormu dijera ‘este terreno es de urgencia adquirirlo por la política de vivienda’, para que nosotros tasáramos y depositáramos en los tribunales de justicia el 10% del valor de la tasación, y si el propietario no accedía al común acuerdo, tenía todo el derecho a recurrir a los tribunales. Casi el 98% de lo que adquirimos, que fue gigantesco, lo hicimos de común acuerdo.

¿Cuál es la solución al problema de los campamentos?

Primero es necesario que el suelo deje de tener un valor especulativo, encarece mucho la construcción de la vivienda. Segundo, hay que acabar con el subsidio (a la vivienda), un mecanismo creado por la dictadura, por uno de los discípulos de Milton Friedman: Arnold Harberger, que diseñó en Chile esta política de acabar con el Estado, desmantelar todos los departamentos técnicos, acabar con todas las corporaciones, creó los Serviu e inventó el subsidio. ¿Con qué objetivo? Poder transferirle los fondos fiscales al sector privado, a fin de que ellos gestionen todo. Lo fundamental es que el Estado recupere la conducción de la política. No entregar más la responsabilidad a la iniciativa privada. Que el Estado adquiera los terrenos, realice los proyectos o haga planes seccionales, donde fije todas las normas de uso de un suelo, y convoque a un concurso oferta para empresas constructoras que concurran asociadas a oficinas de arquitectura.

Durante su exilio en Dinamarca usted hizo clases en la Academia Real de Bellas Artes. ¿Qué enseñaba?

La asignatura se llamaba Políticas de vivienda y desarrollo urbano en países en vías de desarrollo. Hablábamos de las experiencias en América Latina, por ejemplo, en Perú, el famoso arquitecto inglés John Turner se había instalado en la época de tomas de terrenos -similar a lo que ocurría en Chile- y levantó la propuesta de la autoconstrucción. Turner sostenía que era erróneo esforzarse en entregarle viviendas a la gente, ya que era un esfuerzo excesivo, superior a los recursos de estos países pobres, y que lo conveniente era apoyar con las obras de infraestructura, alcantarillado y otras, permitiendo que las personas autoconstruyeran sus viviendas. Sabían perfectamente cómo hacerlo. Esa fue la doctrina fundamental. Nosotros ya habíamos estudiado a Turner, aquí en Chile, porque algo nos había instruido Fernando Castillo Velasco, quien era conocedor de esto cuando impulsó la construcción de Villa La Reina.

¿Hay algún modelo que haya resuelto la problemática habitacional?

Todos los países nórdicos, en general, hasta hace 20 años -pre ola migratoria-, fueron ejemplares. En 1945 fueron capaces de abastecer a su población con excelentes soluciones habitacionales. Allá predominó el sistema de cooperativas. Y la respuesta fue al 100%. Estando allá nunca supe de alguien que no pudiera acceder a una vivienda digna.

¿Por qué fue exitoso el sistema de cooperativas?

Exitosísimo. Funcionaba así: se crearon cooperativas en diferentes comunas, regiones (…) con capitales que proporcionó el Estado y, en algunos casos, instituciones privadas, además de los préstamos otorgados por la UE. Así empezaron a proporcionar viviendas. Cuando nosotros llegamos a Dinamarca, el organismo de refugiados nos ubicó en un departamento. Entramos como miembros a una cooperativa. Era un poco igual que aquí: pagabas el primer mes de arriendo y un mes de garantía, pero con eso tú pasabas a ser, no un arrendador, sino un miembro de la cooperativa, y podías permanecer allí cuanto quisieras. Nadie te iba a echar, pagando el arriendo, que era de un valor asequible (…). Eso es posible porque lo permite el sistema de previsión social de ese país, donde jubilas con una remuneración que no es muy lejana a la que tenías cuando estabas en ejercicio. No como aquí. Ahora, los últimos diez años, las migraciones han complicado la situación de la vivienda en los países europeos. De todas maneras, no es comparable con el cuadro deficitario que nos afecta a nosotros.

¿Tiene expectativa respecto del gobierno de Gabriel Boric en esta materia?

Sí. No tengo ninguna duda. Y estuve ayudando. Colaboré con el equipo de arquitectura y vivienda de Boric. Jóvenes, con los que a veces colisiono (…) quienes en general son afines al modelo subsidiario. Saben que las cosas se hacen mal, entonces plantean fórmulas de cómo mitigar lo que está mal hecho. En esa materia son expertos. Sin embargo, predomina el ánimo de llevar a cabo una política diferente, elevando el rol del Estado, y planificando el desarrollo urbano.

¿Por qué es importante el derecho a la vivienda?

Desde que el mundo se urbanizó, desde que se crearon las primeras agrupaciones, ¿puede haber algo más fundamental que el techo en la vida de una persona? El derecho a la educación, a la salud, sí, también son importantes, pero si tú no estás bien guarecido, no sacas nada con tener educación o salud. Lo esencial es el techo. Ese es el derecho mayor que tiene cualquier ser humano en cualquier lugar del mundo.

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