Rukas mapuche en Santiago: los poco conocidos espacios de ‘resistencia’ y prácticas culturales en la ciudad

Por Paula Huenchumil J.

Fuente: Interferencia.cl 25/12/2022

Según el Censo 2017, en la Región Metropolitana se concentra la mayor parte de población mapuche, fruto principalmente de la migración del campo a la ciudad que aumentó durante la dictadura. Así, nacieron espacios ceremoniales en las comunas periféricas de Santiago, historia que recoge el libro “Rukas mapuche en la ciudad”.

En plena avenida Costanera Sur en la comuna de Cerro Navia entre la rivera del río Mapocho, el Parque los Reyes y blocks, se ubica el Parque Ceremonial Mapuche Weichafe Mapu (guerrero de la tierra). Una de las administradoras del lugar es Amelia Gaete, hija de María Pinda Peye, dirigente emblemática del pueblo mapuche en la región Metropolitana, quien falleció en 2019 y que fue premiada por Naciones Unidas como Embajadora de la Paz por su trabajo.

Amelia Gaete recorre el parque y explica que el centro ceremonial tiene su origen en una conversación que tuvo su madre con el ex presidente Patricio Aylwin. “En una primera instancia las ñañas María Pinda, María Huichalao y Juanita Catrileo comenzaron a levantar este espacio, pero hubo todo un proceso de reparación, porque acá venían a dejar escombros y basura. Creo que es el centro ceremonial más antiguo de la Región Metropolitana”.

En el lugar realizan diferentes actividades donde participan familias completas, tienen un Guillatuwe, un espacio donde organizaciones de la comuna realizan sus distintas rogativas y ceremonias. “Hacemos trawun, wiñol tripantu, actividades del idioma mapuche, gastronomía, telar, se juega palín, viene machi también, aquí se hacen todas las prácticas culturales propias del pueblo mapuche. Participan cerca de 12 organizaciones, en Cerro Navia también hay otros grupos que se juntan en La Hondonada”, añade.

Parque Ceremonial Mapuche Weichafe Mapu. Crédito Paula Huenchumil
Parque Ceremonial Mapuche Weichafe Mapu. Crédito Paula Huenchumil

Según cifras del Censo 2017, más de un millón 700 mil personas se declararon mapuche y, de ellos, 614 mil viven en la Región Metropolitana. Situación que se relaciona sobre todo con la promulgación del Decreto de Ley 2.568 de 1979 sobre la división de las tierras indígenas y la liquidación de las comunidades. Ante este nuevo despojo, muchos mapuche migraron a los sectores periféricos de Santiago durante la década de 1980.

Para Amelia Gaete, la población mapuche en la ciudad continúa viviendo discriminación, “la mujeres mapuche siguen en la misma condiciones, viviendo bajo la línea de la pobreza. Hay mucho desempleo, las mujeres generalmente siguen trabajando como asesoras del hogar y los hombres en la construcción”.

La obra de la antropóloga Rosario Carmona Yost, que recopila imágenes e historia de estos lugares ceremoniales que se han levantado en los últimos años en la capital.

Parte de esta presencia mapuche en la Región Metropolitana fue recogida en el libro fotográfico “Rukas mapuche en la ciudad. Cartografía Patrimonial de la Región Metropolitana” (2017), obra de la antropóloga Rosario Carmona Yost, que recopila imágenes e historia de estos lugares ceremoniales que se han levantado en los últimos 20 años en la capital. Texto que contó con recursos del Fondo del Libro y la Lectura y que está escrito en español y mapudungun.

Ubicación de la rukas. Crédito: libro “Rukas mapuche en la ciudad”
Ubicación de la rukas. Crédito: libro “Rukas mapuche en la ciudad”

“¿Cuántas rukas existen en la región?, ¿cómo han sido construidas?”

Fue en 2012 cuando Rosario Carmona Yost, entonces estudiante de magister en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano de Santiago, se sumó a algunas actividades de un diplomado en derechos indígenas, “los dirigentes fueron invitados a una ‘nguillatun’ (ceremonia mapuche) en la comuna de Pintana, esa fue la primera vez que fui a un ruka, era súper ignorante respecto a la realidad de los pueblos indígenas”.

«Comencé a conocer la historia, también me sentí enrabiada y pensé que quería aportar de alguna forma”. Carmona pensó en algún momento hacer su tesis sobre las rukas, “empecé ir mucho a una de las rukas de La Pintana Kiñe Pu Liwen, también a Mahuidache, entonces iba a varias actividades y me di cuenta que necesitaba más tiempo, y decidí hacerlo a más largo aliento, así surge la idea del libro”.

¿Cuántas rukas existen en la región?, ¿cómo han sido construidas? Fueron parte de las preguntas de investigación que se desarrolló entre los años 2013 y 2015. “El escenario es diverso y los datos reveladores: hasta el año 2015 se han constituido 18 espacios ceremoniales que contienen una, dos, incluso cuatro rukas, además de una serie de jardines infantiles y algunos centros de salud que también cuentan con una, más pequeña pero igual de valiosa”, indica el libro.

«La migración de personas mapuche hacia las ciudades, producto del progresivo empobrecimiento de las comunidades, se remonta a finales del siglo XIX, proceso se intensificó en la segunda mitad del siglo XX».

“Las historias nos fueron revelando que la migración de personas mapuche hacia las ciudades, producto del progresivo empobrecimiento de las comunidades, se remonta a finales del siglo XIX y fue originada por un sistema de tenencia de tierra que provocó usurpaciones y ventas irregulares, así como por la reconversión de la economía rural regional. Este proceso se intensificó en la segunda mitad del siglo XX (Bello, 2002) tras la promulgación del Decreto de Ley 2.568 bajo la dictadura cívico militar”, señala también el texto.

Así, la investigación destaca que actualmente, fruto de este proceso de migración del campo a la ciudad, “la Región Metropolitana acoge a uno de los grupos más grandes de mapuche con dos y tres generaciones nacidas en la ciudad”.

Rosario Carmona en conversación con INTERFERENCIA destaca “cómo la revitalización y prácticas de estas tradiciones ancestrales, pero también contemporáneas, están súper vinculadas con los procesos políticos, por ejemplo, la necesidad de estos espacios también empujan la creación de las oficinas de asuntos indígenas de las municipalidades”.

Respecto al trabajo con comunidades, la investigadora relata que en términos generales hubo una buena recepción, “fue un trabajo bien colectivo, gracias a todos quienes contribuyeron. Luego el lanzamiento fue bien bonito, la gente agradeció que volví con algo, le entregamos un libro a cada organización y espero poder hacerlo circular nuevamente, ahora está disponible en la bibliotecas municipales”.

“Participar desde pequeños nos hizo sentido en un contexto muy vulnerable”

En otro rincón de la ciudad, en el sector sur de la capital está la asociación Petu Moguelein Mahuidache en la comuna de El Bosque. Ahí, hay tres rukas, una tiene una función de biblioteca y que fue implementada para realizar actividades más pedagógicas, también funciona en algunas instancias para alojar actividades del programa de Pueblos Originarios de la comuna. En otra ruka más amplia realizan encuentros comunitarios y trawun, también está la ruka machi, donde se hace atención y se aloja el machi cuando hay ceremonias.

Norma Hueche Nahuel es la actual vicepresidenta Petu Moguelein Mahuidache, la joven mapuche destaca que sus abuelos llegaron al espacio cuando todavía era una toma. Actualmente la organización tiene 55 socios que participan con sus familias, “nos vamos turnando para cuidar el espacio, mi abuela por ejemplo va todos los días porque tenemos una huerta, y generalmente tenemos actividades cada dos semanas”.

Norma Hueche. Crédito: Paula González Seguel
Norma Hueche. Crédito: Paula González Seguel

Para Norma Hueche, estas rukas en la ciudad “son parte de un gesto muy simbólico, porque había una necesidad de reunirse como mapuche, me imagino que el desarraigo provoca eso. Aquí desarrollamos la espiritualidad mapuche, fue un hito cuando se instala el Guillatuwe en 2002, cuando no estaba tan claro en ese momento qué significa ser mapuche de ciudad. Ahí fueron tomando cierto lineamiento viendo que había gente en otras comunas en la mismas dinámica, se forma ciertas redes, directivas, con las herramientas que tenían”.

“En nuestra comuna es él espacio que tenemos para desarrollarnos de forma comunitaria, donde se congregan distintas generaciones. El participar desde pequeños, escuchar el conocimiento y filosofía mapuche, también nos hizo sentido en un contexto muy vulnerable, de pobreza, de drogas, nos hizo ver otras cosas desde niños. Es un espacio mapuche que convoca a todos quienes que se sienta convocado a defender lo que para nosotros es importante”, reflexiona.

Mahuidache. Crédito: Nicolás Calderón
Mahuidache. Crédito: Nicolás Calderón

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