Estudio sobre la movilidad social en Chile: El nuevo rostro de Chile

No importa el nivel socioeconómico, más de la mitad de los chilenos piensa que sus ingresos y sus viviendas, su vida familiar y su tiempo libre, son mejores a los que tuvieron sus padres. Esta es la nueva sociedad que muestra la encuesta bicentenario 2007 UC-Adimark. Una sociedad más optimista. Roberto Méndez, presidente de la empresa, analiza aquí los resultados.
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Por ROBERTO MÉNDEZ

Durante los últimos 20 años en Chile se ha producido un cambio social dramático, del que hay conciencia en la población. Incluso, más allá de lo que las elites están dispuestas a reconocer. Se trata de una mejoría generalizada en la calidad de vida, que ha alcanzado a todos los estratos.

Esto se manifiesta en múltiples aspectos objetivos de la vida de las personas: la calidad de sus viviendas, acceso a la educación, calidad de sus trabajos, hasta en su tiempo libre. Existe hoy una percepción de que vivimos mejor que nuestros padres a la misma edad, y también mejor que nosotros mismos años atrás. Es un gran logro, y habla del éxito como país. La idea de progreso compartido, que alcanza a todos los niveles socioeconómicos, formará parte de la realidad del Chile del Bicentenario. Esto, sin desconocer las múltiples falencias y desafíos que aún enfrentamos como sociedad.

Se ha discutido mucho sobre el verdadero nivel de pobreza que aún tenemos, especialmente después de los últimos resultados de la encuesta Casen. Sin embargo, hay consenso en que el grupo más pobre se ha reducido en forma muy importante, quizás en lo que constituye una de las experiencias más exitosas del mundo. Aún así, hay quienes critican el desarrollo que ha tenido el país, alegando que una proporción importante de chilenos ha sido excluida de sus beneficios. Los datos que entrega este estudio desmienten esta visión. El progreso ha sido transversal, y la gran mayoría lo ha experimentado. Por supuesto, hay sectores que aún están bajo la línea de la pobreza o que quisieran ir más rápido. Sí, pero lo que dicen los datos es que una inmensa porción de los chilenos percibe que ha mejorado su vida en paralelo al desarrollo del país. La evidencia, me parece, es contundente.

Esta encuesta es sobre percepción y, como tal, tiene limitaciones. Para conocer efectivamente la movilidad social se requiere de estudios de tipo Panel, en los que un mismo grupo de familias es seguido a lo largo del tiempo, a veces durante años. Los resultados, sin embargo, son consistentes con investigaciones como la Casen–Panel, la que demuestra que no sólo existe movilidad, sino que ésta es más ágil de lo que pensábamos, en el sentido de que, si miramos por ejemplo la línea de pobreza, mucha gente se mueve por encima y por debajo de ella con dinamismo.

El progreso tiene múltiples consecuencias políticas. La población chilena se vuelve conservadora y teme poner en peligro el bienestar alcanzado. Todos los datos electorales y encuestas muestran que los electores prefieren las posiciones moderadas a las extremas. Si bien últimamente han aumentado algunos conflictos sociales (mapuches, estudiantiles, sindicales), la mayor parte de la población siente rechazo. La participación en ellos es escasa y podríamos decir que disfrutamos de una relativa paz social, al menos en comparación a otros momentos de nuestra historia.

MOVILIDAD Y CONFLICTO SOCIAL

Mientras más movilidad hay en una sociedad, menor es el nivel de conflicto. Son hechos contrapuestos. En una sociedad rígida, sin movilidad alguna, la única apuesta para los sectores sociales excluidos es la transformación radical del sistema. La movilidad funciona como una válvula de escape, neutralizando o aminorando las presiones sociales.

Pero incluso los conflictos sociales de estos tiempos son diferentes a los que vivió Chile hace 30 o 40 años. En los actuales se observa una demanda por cambiar las condiciones en que los diferentes grupos operan. Los estudiantes exigen más ayuda para financiar su educación y una mayor calidad de ésta. Los sindicatos buscan mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores. Pero no se pone en cuestión el sistema vigente, no se busca destruirlo, con excepción de algunos grupos sin mayor representatividad.

LA VIDA BUENA

Se ha dicho que, a pesar del crecimiento económico y del progreso, existe en Chile un malestar en relación a la calidad de vida. El diagnóstico es difuso y la evidencia, débil. Los resultados de la Encuesta Bicentenario 2007 UC-Adimark apuntan en sentido contrario. Incluso en materias como la vida familiar o el tiempo libre, la percepción generalizada es que estamos mejor que hace una generación.

Estos datos hablan de un país que reconoce su éxito, uno que no es sólo material. Si existe tal malestar, podría ser por lo no logrado, pero no por una falta de progreso.

EL DESAFÍO DE LA EDUCACIÓN

Movilidad social y desigualdad son conceptos absolutamente distintos. Una sociedad puede tener mucha desigualdad y combinarse con mucha o poca movilidad. En determinados momentos, la movilidad social se contrapone a la igualdad. Porque la movilidad depende de que existan oportunidades de progreso, de avanzar según las propias capacidades. Y existiendo tales oportunidades, los más exitosos, recibirán una compensación que no es compartida por otros miembros de la sociedad. Y eso es una fuente de desigualdad.

La movilidad social está necesariamente asociada a la educación. Chile se ha quedado atrás en los indicadores de calidad, pero hemos sido exitosos en lograr cobertura, lo que hace que hoy la mayoría de los jóvenes logre terminar la educación media. Es el decisivo aumento de la cobertura educacional desde ya más de 20 años, unido a un proceso económico exitoso, lo que explica esta mayor movilidad social que los datos revelan.

Nos estamos moviendo en la dirección correcta, la de las oportunidades y el premio al esfuerzo personal. Pero aún nos falta mejorar dramáticamente la calidad de la educación. Esa es la siguiente etapa, la próxima revolución que hemos de protagonizar, el desafío pendiente, y de urgencia vital. Los jóvenes están impacientes, y con razón. No tendrán otra oportunidad. Quienes hoy reciban una educación de baja calidad serán perjudicados de por vida, lo que es un conflicto potencial.

Hoy aparece un consenso promisorio entre los políticos en la necesidad de realizar una reforma profunda al sistema educacional. Gobierno y oposición parecen estar poniéndose de acuerdo en que una educación de calidad, para todos es un requisito para el progreso y probablemente para la estabilidad del país.

Ya era hora.

DOS LECTURAS PARA UNA ENCUESTA

Por Florencia Torche*

En 2003, una editorial del Wall Street Journal sugería que «pocos (norte)americanos ven a una persona rica cuando miran al espejo, pero [muchos] la ven cuando miran una bola de cristal». Sin llegar a ese extremo, la encuesta Bicentenario 2007 UC-Adimark muestra que los chilenos tenemos una muy optimista percepción de nuestras perspectivas de movilidad: dos tercios de la población sienten que su posición económica mejorará.

La causa más probable es el aumento del bienestar económico: un crecimiento del PIB per cápita del 5 por ciento ha aumentado las oportunidades de movilidad. Así, no es sorprendente la baja disposición a hacer sacrificios para mejorar la situación individual: sólo un tercio de los encuestados trabajaría más horas, o lejos de la familia, o aceptaría un trabajo con más riesgos para mejorar sus ingresos.

Estos datos tienen dos lecturas. Por una parte, señalan la supuesta debilidad del espíritu capitalista, que privilegia el riesgo y la gratificación diferida. Consideremos que los chilenos trabajamos 1.902 horas al año, similar a las 1.824 horas que trabajan los estadounidenses, pero modesto comparado con países con alto crecimiento económico como Corea donde se trabaja, en promedio, ¡2.380 horas al año! Desde esta lectura, la pregunta es: ¿podemos darnos el lujo de reducir el esfuerzo laboral dado nuestro nivel de desarrollo?

Desde una segunda lectura, la encuesta revela una preferencia por el tiempo y la estabilidad familiar. Dado el gran número de investigaciones que muestran que el involucramiento de los padres redunda en mejores resultados de los hijos, esta disposición a la vida familiar puede ser un recurso enorme para la próxima generación de chilenos.

Estas dos lecturas no son irreconciliables, pero integrarlas presenta desafíos, como políticas que permitan conciliar la participación laboral con las responsabilidades familiares.

FICHA TÉCNICA

TIPO DE ESTUDIO: Cuantitativo, mediante encuestas personales realizadas en hogares.

UNIVERSO: Toda la población de 18 años y más que habita en la totalidad de las comunas (censo 2002) del país. Sólo se omiten algunas zonas de muy difícil acceso y que representan menos del 1 por ciento de la población total.

DISEÑO MUESTRAL: Probabilístico estratificado, en cuatro etapas de selección aleatoria.

TAMAÑO DE LA MUESTRA: 2.037 personas efectivas. Margen de error a nivel total: +/- 2,2 por ciento.

FECHA DE TERRENO: Entre el 6 de julio y el 15 de agosto de 2007.

Fuente: Revista El Sábado, El Mercurio sábado 17 de noviembre de 2007

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