Reciclaje de mediaguas con barro y tecnologías alternativas para la re-construcción: viviendas progresivas apropiadas y apropiables
Han pasado casi 2 meses desde el terremoto y maremoto del 27 de febrero en Chile y mucho se ha discutido de la calidad de las viviendas de emergencia tipo «mediagua» (ver opinión de Miguel Lawner en plataforma urbana). Revuelo causó también el rechazo a la construcción de mediaguas del alcalde de Llico en la provincia de Arauco por encontrarlas «poco dignas». Es transversal el rechazo a las mediaguas por su nivel de calidad, pero quizas especialmente por el estigma que represente vivir en una de ellas.
Esta tipología tiene una amplia difusión en Chile desde antaño, y en la última década ha estado estrechamente asociada a la acción de la fundación un techo para Chile en los llamados «campamentos». Criticar las mediaguas o a un techo para Chile es políticamente incorrecto, pero a veces necesario para avanzar hacia mejores procesos en la reconstrucción. Desde una postura crítica frente a la construcción de mediaguas y a su proceso de inserción social, tenemos que ser capaces de plantear soluciones intermedias, que tomen las potencialidades de la ya «inevitable» mediagua (construcción rápida y barata, mano de obra de voluntarios, etc.), pero que a la vez tomen en consideración las particularidades de las localidades y especialmente involucren a los habitantes en el proceso.
Claramente no se puede entender una mediagua como una vivienda definitiva, pero tampoco sólo como una vivienda temporal que después de que la emergencia pase se desarmará y se botará a la basura, porque sabemos que eso no pasará, la experiencia nos dice que en muchos casos las soluciones de emergencia se transforman en soluciones definitivas, quedando al descubierto nuestra cultura de lo «hechizo»(ver video de TUP). El caso más cercano son las mediaguas que todavía están habitadas en Tocopilla desde el terremoto de 2007.
Es importante entonces considerar a la vivienda de emergencia, en este caso la inevitable mediagua, como el primer paso para la reconstrucción progresiva de las viviendas y especialmente de las vidas de las habitantes afectados por el terremoto y el maremoto, partiendo de la premisa de que la reconstrucción no es sólo material, sino también social, sicológica, cultural, etc. y tiene que ser con el protagonismo y participación de los ciudadanos para que los procesos sean sostenibles y los territorios lleguen a ser resilientes. Hay que tener en cuenta la cantidad de recursos (humanos y económicos) que moviliza la inevitable construcción de mediaguas, y entenderlos como un punto de partida para mejores procesos de reconstrucción.
Hace un par de años Ricardo Tapia, colega del INVI me comentó que después del terremoto de 1985, con un Chile en dictadura, crisis económica y con un fuerte trabajo de las ONGs en los territorios, habían ideado un sistema para «reciclar» (hoy diriamos «enchular») las mediaguas (que son casi las mismas que se siguen construyendo hoy en día y no sólo en Chile, sino que hasta se exportan a otros países de latinoamerica).
¿De qué se trataba este «reciclaje de mediaguas»?, en síntesis, con los mismos elementos básicos de la mediagua, es decir, 4 paneles de muros-tabiques de tablas, un panel de piso enteblado y la cubierta de zinc, hacer algo mucho mejor que la simple mediagua. ¿Cómo? Integrando el barro en el proceso de terminación de las mediaguas. Se trata de dar vuelta los paneles prefabricados de madera y dejar el entablado hacia dentro y la estructura desnuda hacia afuera. Por el exterior a través de distintos métodos (palillajes, mallas, etc) se «estuca» o revoca con barro. Más abajo entrego links y manuales para conocer mejor las posibiliades y diferentes alternativas que da el sistema.
Son muchas las ventajas que entrega el «reciclaje de mediaguas», en términos construtivos mejora a muy bajos costos los comportamientos térmicos y acústicos de los mediaguas. En términos sociales, hace de los habitantes protagonistas de las reconstrucción de sus viviendas y de sus vidas. En términos culturales vuelve a poner el barro como un material noble, dándole continuidad a la identidad de tantas localidades del centro-sur del país que históricamente han construido con barro, y que con el reciclaje de la mediagua con tierra y paja la hacen sismoresistente.
El primer antecedente con respecto al tema que encontramos es un cuaderno de «mejoramiento poblacional» titulado «reciclaje de mediaguas», editado en el año 1986 por la ONG, ya desaparecida, Taller Norte.
El académico de la Universidad de Chile Francis Pfenniger editó hace algunos años el manual «autoconstrucción con madera y barro» que puede ser de gran utilidad técnica en los procesos de producción social del hábitat para la reconstrucción.
El profesor Carlos Muñoz Parra en su presentación «reconstrucción habitacional rural post terremoto» nos da un panorama histórico sobre la técnica vérnacula del barro y la estructura de madera.
Está la reeditada experiencia de Lolol, que en últimos días ha aparecido en la televisión y en la prensa escrita como un ejemplo que en estos instantes ya se está construyendo.
En el norte del país realizaron la experiencia de la SUBDERE posterior el terremoto de 2005 titulada con las casas REMA, que muestran la potencialidad del reciclaje de mediaguas y su factibilidad.
En definitiva antecedentes hay muchos, sólo falta que las comunidades se apropien del proceso de reconstrucción y pueden ser parte protagonista de él, mejorando sus viviendas y respetando su cultura.
Muy interesante el articulo, además pertinente a la coyuntura.
Saludos cordiales.
Otras posibilidades para construir con fardos de paja: http://observers.france24.com/fr/content/20100401-Pakistan-tremblement-terre-seisme-maison-paille-construction-sure