Activistas por el plebiscito para expropiar a inmobiliarias en Berlín: “Queremos socializar la vivienda, lo que está consignado en la constitución”

Por Joaquín Riffo Burdiles

Fuente: Interferencia.cl 25/09/2021

Este domingo, junto con las elecciones generales, los berlineses votarán para que la ciudad compre o no 240.000 viviendas y pasen a ser propiedad pública. ¿El fin? controlar los altos precios de los alquileres en una ciudad donde el 85% son arrendatarios.

Este domingo 26 de septiembre, los ciudadanos de Berlín deberán votar no sólo en las elecciones generales de las que saldrá quien suceda en el cargo a Angela Merkel, sino  también participar de un referéndum con el objetivo de determinar si las autoridades de la capital deben expropiar 240.000 viviendas a grandes consorcios de propiedades para convertirlas en patrimonio público, en el marco de la crisis inmobiliaria.

En vista de las elecciones generales, donde se votará a los miembros del Bundestag (Parlamento), al próximo alcalde de Berlín y a los representantes de los 12 distritos de la capital alemana, se decidirá a su vez si el Gobierno deberá comprar esas viviendas a los grandes propietarios, en un país donde más de la mitad de la población vive de alquiler y en particular Berlín, donde el 85% de los ciudadanos no son propietarios del lugar donde reside. 

En los últimos cinco años los precios han subido un 43% y para los vecinos de con sueldos medios y bajos cada vez se vuelve más difícil vivir en los distritos céntricos y barrios históricos. Así, los inquilinos acusan a las grandes inmobiliarias, las que concentran más de 3.000 propiedades, de lucrarse con creces incrementando los alquileres y reduciendo el mantenimiento de las viviendas.

Los dardos de los activistas apuntan específicamente a Deutsche Wohnen, un gigante inmobiliario que hace unos años casi duplicó su cartera de pisos en Berlín al comprar un montón de propiedades que hasta ese entonces eran viviendas públicas. Hoy la compañía tiene más de 100.000 propiedades en la capital alemana.

INTERFERENCIA se entrevistó con Ingrid Hoffmann, una de las voceras del movimiento Expropiar Deutsche Wohnen y compañía, quienes impulsan el plebiscito. Con un seudónimo para proteger su identidad de las eventuales represalias que pueden tener los grupos inmobiliarios con ella, accedió a conversar desde Berlín con este medio sobre lo que llevó a generar esta iniciativa y sus expectativas para los comicios de este domingo. 

¿Cuál es el escenario de acceso a la vivienda en Berlín en este momento? ¿Qué tantas son las dificultades para conseguir una habitación o una vivienda en arriendo?

Es realmente una situación sumamente complicada. Para comenzar, hay que explicitar que Berlín es una ciudad de inquilinos, donde el 85% de la población vive en situación de alquiler. En los últimos 10 años, el precio de los arriendos se ha duplicado. Y evidentemente, lo mismo no ha ocurrido con los salarios. 

Así, hay toda una serie de medidas emprendidas en especial por los grandes consorcios de viviendas que son fundamentalmente sociedades anónimas que han inventado métodos para poder incrementar incluso los alquileres de las personas que ya están viviendo en alguna parte. Entre esas medidas, la principal es la llamada ‘modernización’, que tiene que ser pagada por los inquilinos. Es decir, cuando quieren aislar las fachadas o cambiar las ventanas en edificios donde durante los últimos 50 años no se había hecho nada, en realidad deberían hablar de mantenimiento o reparación. Y esto debiese ir a costa del propietario, pero en mucho tiempo no han gastado dinero en ello, hasta que ahora dicen que hay que ‘modernizar’. Hasta hace un año, el 11% del valor total de estos trabajos se ha añadido a los alquileres, y no sólo hasta el momento en que estos costos están refinanciados, sino de forma perpetua. Vale decir, el aumento en el precio del alquiler es permanente, incluso una vez que se hizo la reparación. 

“En los últimos 10 años, el precio de los arriendos se ha duplicado. Y evidentemente, lo mismo no ha ocurrido con los salarios”. 

Hace un año, ese 11% se logró reducir a un 8%, pero de igual forma nosotros consideramos que eso no debería ocurrir, porque el propietario es quien realmente sale ganando con esto, pues sus edificios adquieren un valor superior. Pero este mecanismo se ha aprovechado para casos donde el alquiler, después de la ‘modernización’, se ha duplicado. 

Activistas en uno de los buses de "Expropiar Deutsche Wohnen y compañía".
Activistas en uno de los buses de «Expropiar Deutsche Wohnen y compañía».

De esa forma, hay muchos que no pueden continuar pagando estos precios y se ven obligados a irse, pero hoy estamos en una situación donde casi no hay lugar donde ir, y si la cosa continúa así nos imponen esta idea de que “no hay un derecho a vivir en el centro de la ciudad si no lo puedes pagar”, pero bueno, dónde vamos a ir. En especial la gente que tiene salarios bajos como el personal de sanidad, los conductores de autobuses o las educadoras de jardines infantiles, toda esa gente que es muy necesaria para el funcionamiento de la ciudad tiene que tener la posibilidad de vivir en ella y no a dos horas de viaje todos los días por la mañana para llegar al trabajo y dos horas para llegar a su casa. 

¿Esta situación ha ido desplazando a los habitantes históricos de sus barrios donde vivieron toda su vida?

Exactamente. Son las consecuencias de la famosa ‘gentrificación’, que ha tenido un efecto masivo en Berlín. Todo esto ha hecho que haya un tremendo descontento en la población berlinesa. Hay ciudades en Alemania donde la situación es peor y los alquileres son más altos como en Munich o Hamburgo, pero los salarios también han ido aumentando y el número de propietarios también es mayor. 

“La gente que tiene salarios bajos como el personal de sanidad, los conductores de autobuses o las educadoras de jardines infantiles, que es muy necesaria para el funcionamiento de la ciudad, tiene que tener la posibilidad de vivir en ella y no a dos horas de viaje todos los días”

¿Por qué el movimiento sindica la responsabilidad de esta situación principalmente en el gigante inmobiliario Deutsche Wohnen?

La Deutsche Wohnen es una creación de Deutsche Bank AG, aunque ahora es una sociedad anónima aparte. La Deutsche Wohnen tenía 60 mil viviendas en Berlín, hasta que entre 2013 y 2014 el Estado de Berlín, debido a una situación financiera muy difícil dejada por la coalición anterior entre socialdemócratas y democratacristianos, y en la situación de redistribución financiera utilizada en Alemania donde los estados federados más débiles reciben ayuda de los más ricos se decidió no seguir subvencionando a Berlín, hubo que hacer algo para reducir la deuda. 

Entonces un gobierno de socialdemócratas y partido de Izquierda decide vender una empresa inmobiliaria que era propiedad de la ciudad, la GSW. De esa manera, 65 mil viviendas llegaron a manos de la Deutsche Wohnen y de un golpe ellos duplicaron su parque inmobiliario en Berlín. La mayoría de esas viviendas fueron a parar a arriendos. 

Se podría decir que la Deutsche Wohnen es la más repudiada por ser la más grande y también porque utiliza métodos bastante sucios con sus arrendatarios. Así nacen consignas como “Todo Berlín odia a la Deutsche Wohnen”. 

En un principio, el movimiento fue contra esta empresa por ser la más grande sociedad inmobiliaria en la ciudad. Por ejemplo, en 2019 en su informe de negocios dieron a conocer que repartieron 350 millones de euros de dividendos a los accionistas. Ahora, sí dividimos esos 350 millones por 165 mil esto era en ese año el total de viviendas que pertenecen a la Deutsche Wohnen en toda Alemania. Y dividido por los doce meses del año, llegamos a la suma de 177 euros en promedio que de cada alquiler todos los meses va directamente al bolsillo de los accionistas. Esa es una situación que nosotros no la queremos así, porque consideramos que la vivienda no debe ser una mercancía como cualquier otra al ser una necesidad básica. 

¿Y en qué momento aparece la idea de expropiar, que siempre es un concepto que causa temor dentro de las políticas moderadas? 

En 2015 hubo un primer intento de referéndum para resolver el problema de los alquileres pero no estuvo muy bien hecho y terminó siendo frustrado. Hasta que en 2018 alguien hojeando nuestra constitución, la Ley Fundamental alemana, encontraron el artículo 15. Y ahí se dice que “Con fines de socialización, el suelo, los recursos naturales y los medios de producción pueden ser situados bajo un régimen de propiedad colectiva […] por una ley que fije el modo y el monto de la indemnización”. Un artículo que nunca se ha utilizado desde la aprobación de este texto legal en 1949. Es un terreno totalmente nuevo ya que era un artículo que había caído prácticamente en el olvido. En cambio, hay otro artículo, el número 14, que en Alemania se utiliza mucho para hacer expropiaciones, en especial para obras públicas. 

La expropiación es un medio que sirve para otro objetivo, pero en el artículo 15 de socialización, el medio es a la vez el fin. Es decir, se expropia para convertir un bien común. 

Esto es algo insólito y de hecho la mayoría de los alemanes no tenían mucha idea sobre a qué se refería el término socialización. Una vez encontrado el artículo, surgió la idea de hacer un referéndum para que se aplique este artículo. En un comienzo, hubo un debate desde el departamento de Relaciones Públicas del movimiento sobre utilizar el término socialización o expropiación. Expropiación suena bastante duro, pero si salimos con la consigna de “socializar Deutsche Wohnen” nadie se va a imaginar nada porque nadie entiende el término. En cambio si decíamos que íbamos a expropiar, todos se darían cuenta de que queríamos quitarles algo. Entonces la explicación se da en términos de mercado. Sabíamos que esto iba a armar un escándalo grande e iba a generar mucha atención, los grupos inmobiliarios iban a pegar el grito en el cielo, pero en una segunda fase vamos a poder explicar que lo que queremos hacer es socializar. 

Y en este caso, el fin último del referéndum es la aplicación del propio texto fundamental…

Exactamente, es hacer valer un artículo. No es una expropiación fuera de la ley, es sobre la base de la constitución. En un principio nos dijeron que esto era anticonstitucional, pero les sugerimos que echaran una mirada a la Ley Fundamental. Eso duró más o menos un año, y ahora todo el mundo sabe que existe el artículo 15. De hecho, el Partido Liberal inmediatamente quiso suprimirlo. 

“La expropiación es un medio que sirve para otro objetivo, pero en el artículo 15 de socialización, el medio es a la vez el fin. Es decir, se expropia para convertir un bien común”. 

Ahora, la consigna terminó siendo “Expropiar a Deutsche Wohnen y compañía” (Deutsche Wohnen & Co enteignen) porque en un principio sólo nos lanzamos contra esta gran empresa pero luego llegaron los arrendatarios de otros grandes consorcios que tenían en el mismo problema con sus propietarios. Nosotros ya habíamos sacado nuestras consignas y definido los diseños, así que para hacerlo inclusivo al resto de los afectados, incluimos el “y compañía”, y así los demás también pueden dar vuelta la consigna con el nombre de cada empresa. Así se ha construido un movimiento muy grande en la ciudad. 

¿Cómo ha sido la simpatía que ha ido logrando este movimiento dentro de los habitantes de la ciudad?

En la primera reunión de la campaña hubo 13 personas. Y últimamente somos más de 2 mil miembros activos, pero en las manifestaciones son muchísimos más. Una muestra de ello es que cuando comenzamos a recoger firmas un 6 de abril de 2019 hubo una manifestación muy grande en Berlín con 50 mil participantes y en la primera fase del proceso del referéndum teníamos que recoger 20 mil firmas válidas de electores berlineses durante seis meses. Y ese mismo 6 de abril ya habíamos recogido 15 mil en la manifestación. 

¿Cómo han sido las reacciones y del debate dentro del mundo político en torno a esta idea?

Obviamente los partidos conservadores estuvieron totalmente en contra, echando pestes y diciendo que era anticonstitucional. Los tres partidos que forman la actual coalición de gobierno en Berlín que son los socialdemócratas, los Verdes y el partido de La Izquierda en el curso del año tuvieron que decidir en cuanto a su posición frente al referéndum. El primer congreso del año fue el del partido de La Izquierda y ellos aprobaron unánimemente el pleno apoyo a la campaña. El congreso siguiente fue el de los socialdemócratas donde la dirección votó en contra pero las bases a favor, por lo que para evitar este problema postergaron la decisión a otoño. Y en el caso de los Verdes, tanto su dirección como las bases están divididas por la mitad en cuanto a apoyar o no la iniciativa. La candidata a la alcaldía por parte de los Verdes llama a marcar la cruz en “Sí” en el referéndum, pero lo consideran como el último recurso. En realidad ellos quieren encontrar otra solución, pero para llegar a un acuerdo con las empresas inmobiliarias quieren usar la presión del referéndum. 

“La consigna terminó siendo “Expropiar a Deutsche Wohnen y compañía” (Deutsche Wohnen & Co enteignen) porque en un principio sólo nos lanzamos contra esta gran empresa pero luego llegaron los arrendatarios de otros grandes consorcios que tenían en el mismo problema con sus propietarios”.

¿El referéndum no es vinculante?

En Berlín hay dos tipos de referéndum. Uno que se llama referéndum de ley, donde uno elabora un proyecto de ley y si la población vota a favor este proyecto entra en vigencia. Pero nosotros como campaña cívica en 2018 no estuvimos en condiciones de elaborar un proyecto de ley, por lo que decidimos seguir la segunda vía que se llama referéndum de resolución. En esta instancia, se elabora una resolución sobre la cual los berlineses van a votar y en caso de ganar, el gobierno tiene que hacer un proyecto de ley sobre la base de este referéndum. Es decir, no puede hacer cualquier cosa sobre otro tema, sino que tiene que ser sobre esto. Por eso se dice que no es vinculante. 

Niños juegan a botar latas con nombres de principales grupos inmobiliarios.
Niños juegan a botar latas con nombres de principales grupos inmobiliarios.

Para ganar la votación de este domingo, calculando que lo más probable es que haya una una participación de un 70% de los electores, necesitamos un millón de votos a favor. Si un millón de electores de un total de 1,9 millones quiere que esto se haga, ningún gobierno del color que sea puede hacer oídos sordos ante este clamor. Eso va a depender mucho de la presión política que logremos mantener en la calle todos los días. 

¿Ustedes han sido conscientes de lo que han generado a nivel global? En el sentido de que de resultar exitosa, esta puede ser una iniciativa que comience a ser replicada en otras ciudades del mundo que pasan por problemas similares…

Creo que en Berlín tenemos una situación un poco particular. En primer lugar, que tenemos este artículo en nuestra Ley Fundamental y que el referéndum se hace a nivel de estado federado, y en el contexto de una ciudad donde el 85% de sus habitantes son arrendatarios. Si quisieras hacer eso mismo en Münich, por ejemplo, el referéndum sería en toda Baviera y ahí resultaría imposible tener un resultado positivo. 

A los compañeros de otras grandes ciudades que se han interesado por nuestra iniciativa les decimos que tienen que buscar en su propia legislación y constituciones a ver si se puede encontrar algún artículo que vaya más o menos en este sentido. Por ejemplo, resulta que en la Constitución Española de 1978 hay un artículo que va más o menos en esta línea. Y entonces es cuestión de los juristas de ver qué pueden hacer con eso. 

Hasta el momento estamos acostumbrados a tener una constitución pero nadie se fija mucho en lo que está escrito ahí. Hay que hacer un esfuerzo para hacerla valer. 

¿Cómo están sus expectativas para los comicios de este domingo?

Los últimos sondeos dicen que un 47% es más o menos favorable al referéndum, un 43% más o menos en contra y un 10% está indeciso. Por eso hemos estado movilizando a muchísima gente hasta el último momento para convencer a los indecisos. Hay una posibilidad de ganar, pero lo sabremos el lunes por la mañana. 

En el caso de no ganar, pero sí de obtener una votación importante, de igual forma se podrían sentar las bases de que efectivamente hay un descontento importante respecto a esta situación y es un tema a solucionar para el próximo gobierno..

Si se pierde el referéndum el problema de la vivienda no desaparece. Después habrá que ver qué vamos a hacer, pero en todo caso está el descontento masivo y también el miedo masivo. En esta ciudad han ocurrido suicidios de personas que no han podido seguir pagando el alquiler y el propietario los ha echado, realmente ha sido una situación muy conflictiva que ha generado un gran movimiento de bases. Esto no desaparece de un día para otro porque se pierda o se gane un referéndum. Pero vamos a empezar a reflexionar a partir del lunes.

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