Viviendas soviéticas: El tesoro habitacional escondido de Macul

Por Romina, militante de TejeR y Dirigenta Comité de Lucha por la Vivienda Jaime Eyzaguirre de Macul

Fuente: Revista Tejer 26/12/2022

Cuando hablamos de la lucha por la vivienda digna y popular en Chile, nos encontramos con una serie de hitos que apuntaron a consagrar la vivienda como un derecho inalienable para la clase trabajadora. 

Parte de aquello son los 50 años que ya se cumplieron de la inauguración de la fábrica KPD (“Edificación con Grandes Paneles”, del acrónimo ruso “КПД”), instalada en la comuna de Quilpué, sector El Belloto. Se trata de un proyecto emblemático en la historia de la vivienda social en Chile durante la Unidad Popular. Un sueño insoslayable del Gobierno del presidente Salvador Allende, que buscaba mejorar las condiciones materiales y sociales del pueblo. 

Hoy, los departamentos KPD son una huella que visibiliza un proyecto popular, que se encaminaba hacia la construcción de una sociedad distinta, arrebatado por la dictadura cívico-militar y la instauración del neoliberalismo.

La donación de la industria soviética al gobierno de Salvador Allende

En el marco de las relaciones diplomáticas y el terremoto ocurrido el 8 de julio de 1971, de magnitud 7,7 en escala Richter, la Unión Soviética dona la industria KPD al gobierno de Salvador Allende, para apoyar la vía chilena al Socialismo. Este proyecto no solo vino a hacer frente a la gran crisis habitacional, que en 1970 alcanzaba un déficit cercano a 600.000 viviendas, sino que también entregó un nuevo sistema tecnológico de gran rapidez en su montaje, automatizado para la construcción de edificios en base a paneles prefabricados de concreto, sin poner en riesgo la calidad y solidez de las construcciones. 

Fue así como en febrero de 1972, cuando llega el primer barco denominado “Lunacharsky”, que comienza a funcionar la industria, gracias a la dirección de profesionales rusos, quienes estuvieron a cargo de capacitar y formar a las y los trabajadores chilenos.

Tras el Golpe de Estado en 1973, la fábrica quedó en manos del Gobierno Cívico-Militar, quienes al ocupar la industria detuvieron a los operarios. El “trato bestial dado a los detenidos era proporcional al estigma al que eran reducidos; trabajar para una fábrica soviética, era instalar a los trabajadores dentro de la lógica del anticomunismo, casi al servicio de una potencia extranjera, por lo que el trato con ellos, directamente, era casi como al de un prisionero de guerra”, se relata en el libro “KPD. Historia social y memoria de una fábrica soviética en Chile” de Andrés Brignardello. 

Las actividades de la fábrica se suspendieron durante quince a veinte días y ante la ausencia de los profesionales soviéticos, otros trabajadores fueron presionados para brindar información sobre su funcionamiento. Luego, la planta pasó a llamarse Viviendas Económicas Prefabricadas (VEP) y sus operaciones bajo el modelo tecnológico avanzado ruso se prolongaron hasta el año 1979, periodo en el que se construyeron un total de 153 bloques de departamentos, de entre 64 a 74 m2, en Viña del Mar, Quilpué y Santiago.

Así mismo lo afirma Miguel Lawner, Premio Nacional de Arquitectura 2019  y director ejecutivo de la Corporación de Mejoramiento Urbano (CORMU) durante el gobierno de la Unidad Popular: 

“Tras el golpe militar, la fábrica KPD situada en el Belloto, región de Valparaíso, fue asumida por la Armada, pero mal administrada, por lo cual su labor fue muy reducida. Además, la Junta Militar, redujo notablemente los presupuestos para vivienda, por lo cual, KPD, que podía producir mil departamentos por año, se fue reduciendo hasta que en definitiva los marinos la desmantelaron y la vendieron por fierro viejo”.

Hablar hoy de la industria KPD, es reconocer y valorar el compromiso de las y los trabajadores de la industria con el gobierno de Salvador Allende, que buscaba responder a las demandas del movimiento popular por alcanzar viviendas sociales dignas. También se rememora el ejercicio irrestricto del internacionalismo proletario y la solidaridad entre naciones, ante un derecho que debiera consagrarse universalmente: el derecho a la vivienda digna.

Viviendas KPD en Macul, el gran tesoro que guarda la comuna

Uno de los proyectos habitacionales de la fábrica KPD se encuentra en el corazón de Macul, una comuna de Santiago donde el suelo ha sido destinado al avance depredador de las inmobiliarias, miles de edificios recorren las calles, cuyos valores de arriendo y/o adquisición, sujetos a la especulación financiera, excluyen a los sectores populares. Sumado a ello, hace más de 30 años no se construyen viviendas sociales en la comuna.

Carmen Olivares Ramírez, de 81 años, habita uno de los conjuntos de departamentos KPD, ubicado en Av. Quilín #2066, y comenta con orgullo:

“Estos departamentos fueron construidos con paneles que los trajeron listos y se fueron ensamblando. Nosotros vimos lo sólido que eran cuando una vez encontramos un pedazo de escala botado, no sé cómo lo sacaron, y vi cómo estaba hecha: de puro concreto y fierro. Los fierros de la escala eran del grueso de mi mano. Ahí nos dimos cuenta de qué estaba hecho. 

Y después, para el primer terremoto grande en 1984, quedó intacto, se cayó solo el yeso. Nosotras y nuestros vecinos quedamos preocupados y le pagamos a unos ingenieros de la construcción que vinieron hacer un estudio de lo que había pasado; dijeron que se había caído solo el maquillaje, pero que el edificio había quedado mejor que nunca, porque había quedado preparado para que siguiera temblando.

Toda la gente que viene a ver estos departamentos no cree que fueron viviendas sociales. La diferencia entre las viviendas sociales de hoy y estas, son principalmente el tipo de construcción: son muy seguros, sólidos, de concreto”.

Por su parte Daniel Rodriguez (77), también residente de los departamentos, menciona que:

Esto quedó como un recuerdo de la intención que había de construir casas lindas y espaciosas para las familias, no como los guetos que tenemos hoy día, donde viven 10 en 40 mts2. Eso yo creo que fue lo más importante, porque estos departamentos tienen dos dormitorios amplios, un dormitorio pequeño, que puede ser una biblioteca o sala de estudio para los niños, dos balcones en ambos lados del departamento, lo que también permite conversar y conocerse más con los vecinos. Yo creo que aquí se dio más importancia a la calidad de vida y no a una comercialización de la necesidad del pueblo”.

Para quienes venimos dando la lucha incesante por alcanzar la vivienda digna como derecho, este conjunto habitacional viene a ser un gran tesoro que habita hoy en nuestra comuna. Para algunos, podría ser considerada como una vivienda más, pero cada muro, balcón y ventana representan la memoria histórica de un esfuerzo político sin precedentes. Uno de los pasajes más hermosos de la historia de la Unidad Popular, cuyo Presidente concebía la vivienda como un derecho social irrenunciable del Estado. La voluntad política de aquellos tiempos, el protagonismo y la esperanza del pueblo trabajador, trazaron una ruta cuyo horizonte apostaba a la construcción de una sociedad distinta.

La imposición de la ideología neoliberal, la reducción del Estado y el despliegue de la política subsidiaria, por parte de la dictadura cívico-militar, terminó por desmembrar y rematar la industria KPD, significando un gran retroceso en la política habitacional, pues el avance de los privados, la industria inmobiliaria y la especulación del valor del suelo sin control alguno, son consecuencias que sufrimos hasta hoy, donde atravesamos una gran crisis habitacional, sin una política que logre, efectivamente, hacerse cargo como se pretendió en el periodo de la Unidad Popular.

Mirar aquellos departamentos, es mirar la historia de nuestro pueblo; es reafirmar que la construcción de una vida digna es posible; es ser conscientes que cuándo el pueblo avanza en sus derechos, se lesionan los intereses de los poderosos y con ello no podemos olvidar todas las atrocidades que vivimos. Hoy más que nunca, el compromiso no sólo es volver a construir un proyecto popular alternativo, sino que asentar cada paso que damos como pueblo en la conquista de nuestros derechos, para que nunca más retrocedamos y nos expongamos a los horrores y arrebatos de la violencia de Estado.

Una de las tareas pendientes, como comuna, es reconocer oficialmente estos conjuntos habitacionales y poner como un gran ejemplo el modelo de producción, diseño y solidaridad de la industria KPD, para avanzar hacia la construcción de viviendas dignas que tanto merecemos. 

Referencias

http://www.elbellotocomuna.cl/2017/06/kpd-el-sueno-de-la-vivienda-digna-de.html

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