Las «Ues» objetan la extensión urbana para el Gran Santiago
Fuente: El Mercurio Martes 5 de agosto de 2008
Estiman que la ciudad no está en condiciones hoy de cumplir con las modificaciones al Plano Regulador Metropolitano.
por VÍCTOR ZÚÑIGA
Las universidades de Chile, Católica de Chile, de Santiago y del Desarrollo formularon una serie de reparos a la expansión urbana de Santiago, propuesta por el Ministerio de Vivienda en el marco del Plano Regulador de la Región Metropolitana, por no existir actualmente las condiciones para acometer cambios en diversas áreas del quehacer de la ciudad.
El Instituto de la Vivienda de la Facultad de Arquitectura de la U. de Chile dijo que «el discurso sobre el ordenamiento del territorio y la planeación de nuestras ciudades están muy distantes de la praxis».
Precisó que es necesario un Plan Estratégico de Santiago que responda a una visión de desarrollo territorial de corto, mediano y largo plazo que cuente con una mirada integral y multisectorial. Con ello, la «U» planteó que faltan antecedentes fidedignos sobre el crecimiento de la capital, lo que debe considerar el destino de la actividad agrícola y agroindustrial; la industria y el empleo; la disponibilidad y manejo del recurso hídrico y energético; el transporte, y la movilidad y accesibilidad.
El Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos de la Pontificia Universidad Católica de Chile señaló que «la propuesta de modificación focaliza su intervención en fragmentos reducidos del territorio comprometido y lo aborda desde factores parciales de respuesta restringida». Agrega que «desde hoy y a futuro, las equivocaciones u omisiones cometidas en el ordenamiento territorial de la configuración metropolitana de Santiago no sólo mantendrán, sino que multiplicarán los graves problemas urbanos ya percibidos y enfrentados por su comunidad».
La Unidad de Urbanismo y Territorio de la Escuela de Arquitectura de la U. de Santiago afirma que «las zonas elegidas para recibir los futuros crecimientos registran una alta vulnerabilidad a los desastres naturales» y «las zonas para recibir los futuros desarrollos carecen de infraestructura urbana que dé autonomía a los nuevos núcleos habitados».
La Escuela de Arquitectura de la Universidad del Desarrollo expresó que «el proyecto se centra muy específicamente en el crecimiento hacia 4 sectores del surponiente de Santiago, no toca, o más bien soslaya, aspectos fundamentales del desarrollo de Santiago como metrópoli. Es preocupante y no está abordando el crecimiento y destino de importantes sectores al norte, sur y especialmente oriente de Santiago».
Los estudios fueron recopilados por la agrupación «Defendamos la Ciudad».
La planificación es uno de los mitos con que los gobiernos totalitarios de comienzos del siglo pasado pretendieron controlar los procesos de extensión de la infraestructura urbana, respondiendo al poblamiento originado por polos urbanos de atracción, y al consecuente déficit de vivienda para las masas inmigrantes de bajos ingresos.
Pese a los esfuerzos socializantes la iniciativa en planificación urbana ha estado siempre en manos de privados, con el sector público a la zaga sancionando las realidades que este crea. Esto no es sino consecuencia de la ausencia de método capaz de obtener indicadores relevantes y diagnósticos objetivos en el estudio de los Planes reguladores. La permanente actividad teorizante del estamento público desconoce la economía urbana y sus procesos, y la sustituye por mitos como el ordenamiento territorial, como si fuese posible solucionar la formidable inercia de barrios e infraestructura urbana ya consolidados reformulando las áreas de extensión urbanas, como denominan a las afueras de las ciudades desprovistas de toda infraestructura.
Los instrumentos de planificación carecen pues del fundamento positivo para ser eficaces, y en consecuencia de toda posibilidad de definir y reformular los temas relevantes para cumplir sus objetivos básicos. ¿Acaso las vía urbanas metropolitanas colapsadas para todo tipo de horario y de tránsito, no dejan en evidencia que la extensión urbana nuevas vías y poblaciones agravarán tal situación de transporte y tránsito vehicular? ¿Seis horas empleadas diariamente en transporte de la masa trabajadora no se restan al producto interno bruto? ¿La circulación de vehículos a un promedio objetivo de 5 a 10 km/hora en las vías urbanas, no genera la contaminación del aire que por otros medios se pretende infructuosamente controlar? ¿Las vías licitadas con sus cobros diferenciados, no han colapsado igualmente, faltando a su objetivo contractual de garantizar mayor velocidad de desplazamiento?
Esto se debe a mi juicio a la diferente visión de los sectores privado y público que se ven como poderes político y económico en pugna, y a la falta de comprensión por parte del sector público no tan sólo de los generadores económicos del crecimiento urbano, sino de los valores básicos del urbanismo que deben regular dicho crecimiento. No se aplica una filosofía y método que conduzcan a la objetividad, sino por simple comodidad a la inercia de pensamiento se aplica un sincretismo de acomodo a las teorías novedosas por incoherentes y oportunistas que estas sean.
Casi un siglo hace ya desde que el neo positivismo, también llamado positivismo lógico, pudo prever la sobreproducción de los años ’70, y la consecuente generalización del crédito y del consumo que vivimos ahora; causas de la profunda crisis que se hace presente hoy, como consecuencia del crecimiento inorgánico y la especulación. A las ideologías divisionistas de lucha de clases no les convino entonces la objetividad científica para su camino al poder absoluto, y es dable que estimen no les conviene ahora tampoco pues sus finalidades no han cambiado, tan sólo se esconden en el gramscismo oficial.