Hogares provisorios ante desastres naturales
Fuente: El Mostrador 25-07-2016
Ricardo Tapia reflexiona acerca de cómo mejorar la calidad de los alojamientos provisorios para emergencias. Aún se aloja en la Comisión Vivienda de la Cámara de Diputados de Chile, y no se ha continuado con su discusión, la moción presentada el año 2014 (Boletín N° 9393-14, del 06 de agosto de 21014) para definir los estándares mínimos que deberían cumplir los alojamientos provisorios para damnificados por catástrofes socionaturales en Chile.
Una de las respuestas a la demanda por alojamientos provisorios para los habitantes damnificados por el aluvión que afectó a varias comunas de Atacama, en marzo del 2015, significó que el Estado, en vista de las precarias condiciones de calidad de las mediaguas de las aldeas de emergencia, post terremoto 2010, entregase esta vez, alojamientos provisorios, léase campamentos de emergencia, de mejor calidad.
Esta mejor calidad, se expresó, entre otras características, en envolventes de muros exteriores y complejo de techumbre de mejor resistencia y comportamiento a los cambios de temperatura entre el exterior e interior, más superficie interior, 24 m2, desaparición de los baños químicos y reemplazo por baños individuales, uno por alojamiento o vivienda de emergencia. Luz y agua, esta última, mediante un depósito de plástico por vivienda. La luz debe ser pagada por los damnificados a pesar de sus críticas condiciones laborales.
También, un mejoramiento, aparente, en el emplazamiento de los alojamientos provisorios se refiere a su agrupación, hoy conocida como “aldeas de emergencia” o “barrios de emergencia”.
Es sin duda, un avance. Sin embargo, aún se aloja en la Comisión Vivienda de la Cámara de Diputados de Chile, y no se ha continuado con su discusión, la moción presentada el año 2014 (Boletín N° 9393-14, del 06 de agosto de 21014) para definir los estándares mínimos que deberían cumplir los alojamientos provisorios para damnificados por catástrofes socionaturales en Chile. Los alojamientos podrían construirse de cualquier materialidad siempre que pudiesen cumplir estándares previamente convenidos- incluyendo los costos de producción- y que por supuesto, se podrían mejorar en el tiempo según el avance tecnológico lo permitiese. Podrían activar de ese modo, empresas regionales o locales con mano de obra desocupada.
Por ello, estos nuevos alojamientos, los empleados en la III Región, constituyen una respuesta sobre la marcha. No es una respuesta científicamente pensada para el largo plazo o para responder a demandas impredecibles en cuanto a cantidad, velocidad de instalación, estándares probados para la variabilidad climática nacional o aceptación satisfactoria de quienes tendrán que habitarlas. Es una respuesta por medir.
A un año de su puesta en marcha, urge una evaluación de satisfacción de sus usuarios para detectar sus logros y limitaciones y para sacar nuevas conclusiones sobre ello.