Reforma urbana: el Derecho a la Ciudad como alternativa al neoliberalismo

Foro Social Mundial 2009, Belém do Para, Brasil. Foto: Charlotte Mathivet (HIC)
Foro Social Mundial 2009, Belém do Para, Brasil. Foto: Charlotte Mathivet (HIC)

Conferencia de Apertura en el marco del Seminario sobre Reforma Urbana en el Forum Social Mundial 2009

En el marco del Fórum Social Mundial 2009, en Belém do Pará (Brasil), David Harvey*, el importante geógrafo, ofreció una conferencia inaugural en el Seminario “Luchas por la reforma urbana: el derecho a la ciudad como alternativa al neoliberalismo”.

A continuación, reproducimos la referida conferencia en versión resumida.

Durante algún tiempo, he estado trabajando con la idea del derecho a la ciudad. Éste significa: el derecho de toda persona a crear ciudades que respondan a las necesidades humanas. No se trata de un derecho a Tener – y en este caso usaré una expresión en Inglés – las “migajas” que caen de la mesa de los ricos. Todo el mundo debería tener los mismos derechos para construir los diferentes tipos de ciudades que queremos.

El derecho a la ciudad no es simplemente el derecho a lo que ya está en la ciudad, sino el derecho a transformar la ciudad en algo radicalmente distinto. Si observamos la historia, las ciudades se han regido por el capital más que por las personas. Es por ello que, en esta lucha por el derecho a la ciudad, habrá una lucha contra el capital.

Sobre la historia de la relación entre el capital y la construcción de las ciudades

Por qué el capital ejerce tantos derechos sobre la ciudad? Por qué las fuerzas populares son relativamente débiles contra el poder? Quisiera explayarme sobre cómo la forma en que el capital opera en las ciudades es una de sus debilidades. Por lo tanto, creo que, esta vez, la lucha por el derecho a la ciudad está en el centro de la lucha contra el capital.

Vivimos actualmente una crisis financiera del capitalismo. En los últimos 30 años, hubo muchas crisis financieras. Alguien hizo los cálculos y concluyó que, desde 1970, hubo 378 crisis en el mundo. Entre 1945 y 1970, hubo sólo 56 crisis financieras. Por lo tanto, el capital ha producido varias de ellas en los últimos 30 o 40 años. Muchas de estas crisis tienen origen en la urbanización. A finales de la década de 1980, la economía japonesa quebró a causa de la especulación de bienes y tierras. En 1987, en los Estados Unidos, hubo una gran crisis en la que cientos de bancos también quebraron debido a la especulación de la vivienda y de bienes raíces. En los ’70, hubo una gran crisis mundial en los mercados inmobiliarios. Y así podría continuar dando ejemplos de crisis financieras de base “urbana”, y más de la mitad, se originó en la propiedad urbana. La actual causa de la crisis en los EE.UU, se centra en el problema de las hipotecas subprime, y por ello prefiero denominarla: crisis urbana.

En los ’90, surgió el problema de un exceso de dinero “sin destino” – el capitalismo es un sistema que siempre produce excedentes -. Podemos pensarlo de la siguiente manera: el capitalismo despierta una mañana y va al mercado con una cierta cantidad de dinero, compra trabajo y medios de producción. Coloca estos elementos a trabajar y produce un bien para vender por más dinero del que tenía al inicio de la jornada. Al final del día, el capitalista tiene más dinero del que tenía al comenzar su día. La gran pregunta es: ¿qué hacer con el excedente que obtuvo durante ese proceso? Si el capitalismo fuera como ustedes y yo, probablemente gastaría el dinero. Pero el capitalismo no es así, puesto que hay fuerzas competitivas que lo impulsan a reinvertir parte de su capital en nuevos desarrollos.

En la historia del capitalismo, se ha registrado una tasa de crecimiento del 3% desde 1750. Una tasa de crecimiento del 3% significa que es necesario encontrar “salidas” para el capital. Así pues, el sistema capitalista siempre se enfrenta a lo que denomino la absorción del excedente de capitales: dónde puedo encontrar una “salida” lucrativa para aplicar mi capital? En 1750, el mundo entero estaba abierto a esta cuestión pues el valor total de la economía mundial en aquel entonces fue de 135 mil millones de dólares en bienes y servicios. Llegando a 1950, hay 4 billones de dólares en circulación, debiéndose encontrar la salida para el 3%. Y cuando llegamos al 2000, se cuenta con 42 billones de dólares en circulación. Hoy en día, probablemente, esta cifra alcance alrededor de los 50 billones. En 25 años, con una tasa de crecimiento del 3% se llegará a 100 billones. Esto implica que existe una creciente dificultad por encontrar “salidas” rentables para el capital excedente.

Esta situación puede presentarse de otra forma. Cuando el capitalismo era lo que era en Manchester y algunos otros lugares en el mundo, una tasa de crecimiento del 3% no era un problema. Pero actualmente, tenemos que poner una tasa de 3% en todo lo que sucede y se produce en China, Asia oriental y sudoriental, en Europa, en gran parte de América Latina y América del Norte. Y aquí es donde tenemos un gran escollo: los capitalistas, cuando tienen dinero, también tienen la opción de reinvertirlo en nueva producción. De hecho, uno de los argumentos para hacer más ricos a los ricos es reinvertir en producción; y ello generará más empleo y mejores niveles de vida. Pero desde 1970, se ha invertido menos en nuevas producciones y más en activos, acciones, derechos de propiedad, derechos de propiedad intelectual, y en el sector Inmobiliario. Por lo tanto, desde 1970, cada vez más dinero ha sido destinado a activos financieros, y cuando la clase capitalista empezó a comprar activos, el valor de éstos aumentó. De esa forma, comenzaron a hacer dinero con el crecimiento en el valor de sus activos y con ello, los precios de los bienes inmuebles fue aumentando. Ello condujo a una ciudad más cara y no a una ciudad mejor. Por otro lado, en la medida en que se construyen actualmente condominios de lujo y exclusivos hogares, se empuja a los pobres fuera de sus tierras y se les quita el derecho a la ciudad. Por ejemplo, en Nueva York la masa de la población que trabaja en la ciudad no está en condiciones de vivir en ella porque el precio de los bienes aumentó exageradamente. En otros términos, se ha quitado el derecho de las personas a la ciudad que a veces es reducido a través de acciones del mercado, otras veces a través de las acciones del gobierno expulsando a personas de donde viven, o también por medios ilegales, violentos, o encendiendo fuego a un edificio.

Lo que todo esto provoca, es una situación en la cual los ricos cada vez más pueden ejercer su dominio sobre la ciudad. Y tienen que hacerlo porque es la única manera de utilizar sus excedentes de capital. Sin embargo, en algún punto, también hay incentivos para que el proceso de construcción de la ciudad llegue a los más pobres. Las instituciones financieras conceden préstamos a los emprendedores inmobiliarios para que desarrollen grandes áreas de la ciudad. Existe el emprendedor que promueve el desarrollo pero el problema es: a quienes venderá la propiedad? Si los ingresos de la clase obrera fueron creciendo, entonces podrían venderla a la clase trabajadora. Pero desde 1970, las políticas del neoliberalismo han implicado reducciones salariales. Por ejemplo, en los EE.UU, los salarios reales no han aumentado desde 1970. De este modo, asistimos a un escenario en que los salarios son los mismos, pero los precios de las propiedades están en aumento. Entonces, dónde está la demanda de vivienda? El camino fue llevar a las clases trabajadoras a una situación de deuda. Y lo que se observa es que en EE.UU, la deuda en relación al tema habitacional aumentó de 40.000 dólares por familia a más de 120.000 dólares en los últimos 20 años. Las instituciones financieras tocan a la puerta de los trabajadores y dicen: «Tenemos una buena oferta para usted. Nosotros le prestamos dinero y usted tiene su casa propia. No se preocupe si más adelante no puede pagar su deuda, pues los precios de los inmuebles van en aumento, entonces todo está bien».

Por lo tanto, más y más personas de bajos ingresos contrajeron deudas. Pero hace aproximadamente dos años, el precio de la propiedad comenzó a disminuir. La distancia entre lo que los trabajadores podían pagar y el tamaño de la deuda, se tornó más grande. Y es por ello que hubo una ola de ejecuciones de hipotecas en muchas ciudades norteamericanas. No obstante, como generalmente sucede, hay un desarrollo geográfico desigual de esa ola. La primera ola golpeó a las comunidades de bajos ingresos en muchas de las ciudades más antiguas de los Estados Unidos. Hay un maravilloso mapa en el sitio web de la BBC sobre las ejecuciones hipotecarias en la ciudad de Cleveland. Es un mapa que puntea las ejecuciones, principalmente las que están concentradas en determinadas zonas de la ciudad. Junto a éste, hay otra muestra de la distribución de la población afro-americana, y ambos mapas, se corresponden entre sí. Ello significa que hubo un robo a la población afro-americana de bajos ingresos representando la mayor pérdida de activos de las poblaciones de bajos recursos en los EE.UU: dos millones de personas perdieron sus hogares. En aquel momento, el pago de bonos en Wall Street ultrapasaba la casa de los 30 mil millones de dólares – que es el dinero “extra” pagado a los banqueros por su trabajo -. Así, los 30 mil millones pagados en Wall Street fueron efectivamente retirados de las poblaciones de bajos ingresos.

Se habla en los EE.UU de un «Katrina financiero» porque, al igual que aquel huracán, esta crisis financiera se expandió y alcanzó particularmente a New Orleans, excluyendo a la población negra de baja renta. Entonces, los ricos protegieron su derecho a la ciudad, pero los pobres, lo perdieron.

Si esta crisis es fundamentalmente una crisis de urbanización, entonces, la solución debería ser la urbanización, y ahí es donde la lucha por el derecho a la ciudad es fundamental, puesto que tenemos la oportunidad de hacer algo diferente.

Crisis financiera: fin del neoliberalismo?

Siempre me preguntan si esta crisis es el fin del neoliberalismo. Mi respuesta es «no» si nos fijamos en lo que se viene proponiendo en Washington y Londres. Uno de los principios básicos que se establecieron en la década de los ’70, es que el poder del Estado debe proteger las instituciones financieras a cualquier precio. Y si existe un conflicto entre el bienestar de las instituciones financieras y el bienestar de la población, están optando por el bienestar de las primeras. Éste es el principio que se desarrolló en la ciudad de Nueva York a mediados de los años ’70, cuando hubo amenaza de quiebra en México, en 1982. Si Mexico hubiera quebrado, se habrían destruido los bancos de inversión en Nueva York. De esta forma, el Banco Central de los Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional combinaron esfuerzos para ayudar a México a no quebrar prestando el dinero a este país, para pagar a los banqueros de Nueva York. Pero al hacerlo, impusieron austeridad a la población mexicana. Es decir, protegieron a los bancos y destruyeron a las personas. Ésta ha sido la práctica habitual del FMI desde entonces.

Ahora, si nos fijamos en la respuesta a la crisis de los Estados Unidos e Inglaterra, lo que realmente se hizo fue salvaguardar a los bancos – son 700 mil millones de dólares a los bancos en los EE.UU-. Ellos no hicieron nada para proteger a los propietarios que han perdido sus hogares. Por lo tanto, se continua con el mismo principio: proteger a las instituciones financieras y no a la gente. Lo que debería haberse hecho, era obtener los 700 mil millones y crear un nuevo banco de desarrollo para salvar a todos aquellos barrios y vecinos que fueron destruidos y reconstruir las ciudades a partir de las demandas populares. De haber hecho esto antes, gran parte de la crisis no hubiera ocurrido, pues no hubiera existido ejecución de hipotecas alguna. Mientras tanto, tenemos que organizar un movimiento contra los desalojos – ya hemos visto que esto sucede en Boston y otras ciudades-. Necesitamos un movimiento nacional de reforma urbana como el de Brasil. Debemos empezar a ejercer nuestro derecho a la ciudad. Y en algún momento, vamos a revertir la forma en que las instituciones financieras se priorizan a costas de la gente.

Debemos preguntarnos qué es más importante, el valor de los bancos, o el valor de la humanidad? El sistema bancario debe servir a la gente, y no vivir a expensas de las personas.

La única manera que tenemos de ejercer nuestro Derecho a la Ciudad, es tomando el control del problema de la absorción del excedente de capital. Tenemos que socializarlo y utilizarlo para satisfacer las necesidades sociales. Tenemos que deshacernos del problema de la constante acumulación del 3%. Pues, una tasa de crecimiento del 3% impondrá enormes costos ambientales y ejercerá una presión tan grande sobre las cuestiones sociales que viviremos en perpetua crisis financiera. Si salimos de esta crisis financiera de la manera que “ellos” quieren, habrá otra crisis en los próximos cinco años. Hemos llegado a un punto en que ya no podemos aceptar lo que Margaret Thatcher dijo «no hay alternativa»; debemos decir que debe haber una alternativa para el capitalismo en general. Y podemos aproximarnos a esta alternativa concibiendo al derecho a la ciudad como una demanda popular e internacional. Y espero que todos nos unamos en esta misión.

* Dr. David Harvey es geógrafo y uno de los más influyentes teóricos sobre urbanismo de los últimos 50 años. Actualmente dicta clases en la Universidad de New York. Harvey comenzó su carrera como miembro del Movimiento neo-positivista escribiendo el clásico trabajo “Explanation in Geography” en 1969. A ello le siguieron 10 años de estudio del “Capital” de Marx. En su libro de 1973 “Social Justice and the City”, escribió sobre su experiencia con organizaciones comunitarias de Baltimore, una referencia de la teoría del urbanismo. En los últimos 30 años ha estado escribiendo una serie de libros comparando los análisis de Marx del capitalismo financiero con la actual política económica mundial, prediciendo de forma precisa la actual crisis financiera. Su más reciente libro es “A Brief History of Neoliberalism”

Pueden descargar otro interesante artículo de David Harvey titulado «El Derecho a la Ciudad» en el siguiente link: http://www.fadu.uba.ar/mail/difusion_extension/090522_bol.pdf

3 thoughts on “Reforma urbana: el Derecho a la Ciudad como alternativa al neoliberalismo

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  • el 2010-03-24 a las 7:42 pm
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    no está de más decir que he vivido la experiencia y que sé lo que estoy planteando. la mayoría de las amenazas, ilegítimas por cierto, no recisten contraargumentaciones si se pone de manifiesto los Derechos que este país debe respetar.

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  • el 2010-03-24 a las 7:37 pm
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    es una desgracia que estemos viviendo más concientes de los llamados «deberes» que de los «derechos», pero esto no es casual ya que un Estado ausente y desintegrado, cuyos organismos de coerción existen para resguardar los «derechos» de los dueños del mundo y cuyos gobiernos se comportan como gerentes de corporaciones, nunca estarán interesados en comunicarnos cuales son nuestros derechos ya que si comenzamos a exigirlos y ejercerlos tendrían que entregar sus cargos y dejar la comoda situación que todos y cada uno les hemos permitido mantener con nuestra ignorancia. nadie puede ser encarcelado por deudas y sólo los tribunales de justicia pueden ejecutoriar un embargo y eso sólo puede suceder si no reconocemos la deuda y nos negamos a pagar, pero si se reconoce la deuda y se plantea que sólo podemos pagar una cantidad mensual no mayor al 10% de nuestro ingreso mensual, entonces esa cantidad debe ser aceptada por los tribunales y, por ende, por cualquier institución, pública o privada, que funcione en el país ya que esas instituciones deben acatar las desiciones de los tribunales como cualquier personanatural o juridica pues el principio de igualdad debe estar por sobre cualquier consideración. chile es un paraiso fiscal y una tierra de nadie mientras no entendamos de que se trata «la soberanía». tenemos la dictadura metida en la cabeza y es hora de llenar esa cabeza con cosas que nos sirvan.

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