“El encierro se mezcla con hambre”: la preocupante realidad de los “invisibles” campamentos de Antofagasta

Por Andrea Bustos C.

Fuente: diarioUchile 23/04/2020

«Siempre hemos sido invisibles» dicen los vecinos de uno de los macrocampamentos de la región. Desempleo, hacinamiento, falta de agua potable y alimentos, sumado a un caso de COVID-19 ya confirmado mantiene a las familias de Los Arenales en alerta ante la pandemia. Situación que se repite en otros puntos del país.

Son 1.300 las familias que viven en el macrocampamento Los Arenales en Antofagasta. Son 1.300 las familias que han debido organizarse por cuenta propia para enfrentar el  brote de COVID-19 y buscar medidas de prevención – que dentro de sus posibilidades – permitan evitar la propagación del virus entre sus integrantes.

El hacinamiento y la falta de agua potable son los principales peligros que se generan en los campamentos a la hora de buscar prevenir la enfermedad, pues son dos aspectos que van en contra de lo recomendado por la autoridad sanitaria: distanciamiento físico y lavado frecuente de manos.

Pérdida de empleos y falta de alimentos son dos factores que se suman a esta precariedad que, por si no bastara, se le agrega un caso de COVID-19 ya confirmado, problemas que mantienen a los vecinos y vecinas preocupados y en alerta.

“Hay cosas como las condiciones en que las casas están hechas, o las familias que han sido vulneradas en su trabajo: la gran mayoría han sido despedidas, trabajan en restaurantes, en la construcción y está el tema de que cerca del 80 por ciento del macrocampamento son migrantes, entonces sentimos que somos más invisibles todavía. Es difícil, es difícil pero somos una comunidad organizada, unida, que sabe sus derechos”, comentó Elizabeth Andrade, vocera del Movimiento Pobladores Vivienda Digna de Los Arenales y parte de la agrupación Rompiendo Barreras, quien agregó que en el macrocampamento hoy “el encierro se mezcla con el hambre”.

DECLARACION LOS ARENALES

Declaración de la agrupación Rompiendo Barreras, que agrupa a los vecinos y vecinas del macrocampamento Los Arenales.

Ante esta situación es que desde el macrocampamento emitieron una declaración solicitando la intervención de las autoridades, pues si bien el Ministerio de Vivienda y Urbanismo aseguró que llegará a los campamentos no solo con información, sino también con ayuda e insumos para garantizar higiene y cuidados, en Los Arenales eso todavía no ha ocurrido.

“No nos han llamado, nada, ni de la Municipalidad ni del Gobierno. Acá hay temas como por ejemplo la violencia intrafamiliar, llamamos a Carabineros y no vienen. Siempre ha sido así, hemos sido invisibles, muy invisibles, no nos toman en cuenta y por eso hemos aprendido a trabajar entre nosotros, pidiendo ayudas solidarias, acudiendo a la sociedad civil más que todo, porque las autoridades no se hacen cargo”, agregó Elizabeth Andrade.

En concreto, piden que se establezcan estrategias de trabajo junto a los campamentos, como dar a conocer protocolos para evitar el contagio por COVID-19, ya que por ahora solo han podido generar estrategias propias de cuidado con los pocos recursos económicos que poseen.

Así lo precisó Marcelo Mamani, dirigente de Los Arenales, quien dijo que piden “a las autoridades correspondientes, al intendente, a la Seremi de Salud, al Jefe de Zona, que se acerquen, que vengan al macrocampamento y no solamente a Los Arenales, sino a todos los campamentos y los macrocampamentos de Antofagasta y nos puedan entregar el protocolo y comunicarse también con nuestra comunidad, con nuestros vecinos para entregarle mayor información acerca del COVID-19 y de los cuidados que debemos seguir cada uno de nosotros”.

La preocupación no es antojadiza. El contagiado está internado en el hospital y su familia se encuentra en cuarentena. A esta confirmación se suman otros dos posibles casos, situación que podría aumentar las familias del campamento que están imposibilitadas de trabajar porque deben proteger su salud. En tanto, en Mejillones campamentos también han presentado contagios por coronavirus.

rompiendo barreras

A la situación que enfrentan en Los Arenales (y en otros campamentos del país) se suma que al ser gran parte de sus habitantes personas migrantes, también se encuentran muy preocupados de cómo mantener regularizadas sus situaciones de residencia, algo que se hace difícil producto de la poca información que existe, además de muchos organismos estatales cerrados por prevención.

En una emergencia permanente

Según la información y el seguimiento que ha realizado TECHO Chile de la situación de campamentos durante la pandemia, los principales problemas que hoy enfrentan las familias son la escasez de alimentos, debido al desempleo o la disminución de ingresos, además del poco acceso al agua potable, y casi nula conectividad para que niños, niñas y adolescentes realicen la modalidad de clases online.

Ante tal escenario, según comentó Javier Cifuentes, director regional de Antofagasta de TECHO-Chile, las familias “sienten que hay ciudadanos de primera clase, y ciudadanos de segunda clase porque no tienen las condiciones mínimas para poder hacer cuarentena digna. No tienen recursos para quedarse en casa, si o si están obligados a salir a trabajar, entonces creemos que las medidas que tienen que tomar las autoridades, tanto nacionales como regionales y locales, tienen que ver con trabajar el tema sanitario, económico y habitacional”.

A la vez informó que, respecto de la realidad de Antofagasta, en la región hay 79 campamentos, lo que significa 7.641 familias, de las que el 98 por ciento no tiene acceso a agua potable de forma regular, el 91 por ciento no cuenta con acceso formal a electricidad, mientras que respecto el 96 por ciento no cuenta con alcantarillado. Además, entre las razones por las que han llegado a estar en esa situación están el alto valor de los arriendos, bajos ingresos, cesantía y necesidad de independizarse de un núcleo familiar en el que estaban de allegados. Según los datos disponibles, 3 de cada 5 personas en situación de campamento en la región son migrantes.

“Esta situación al final demuestra que las familias que viven en campamentos están en una emergencia permanente donde no tienen las condiciones mínimas para poder hacer una cuarentena, entonces, cuando las autoridades les dicen `quédense en la casa`, ellos no cuentan con el agua suficiente para poder lavarse las manos, por ejemplo, tienen que ponerse de acuerdo entre los niños para que se laven las manos al mismo tiempo, porque el agua no les alcanza. Tampoco tienen el espacio para poder mantener una distancia entre las personas que habitan en una vivienda. A lo anterior, se suma el tema económico donde vemos que muchas de las familias que viven en campamento tienen trabajos más informales”, dijo Javier Cifuentes.

Según la información con la que cuenta el integrante de Techo, a partir de esta semana los campamentos de la región deberían comenzar a recibir kits de higiene, y posteriormente se iniciaría la sanitización de lugares comunes, acciones que son parte de lo establecido por parte del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.

En tanto, desde la ONG han iniciado, junto a otras organizaciones, la campaña ChileComparte, con la que buscan a través de donaciones generar cajas de alimentación para las familias de campamentos como una ayuda para enfrentar las dificultades generadas por la pandemia, iniciativa que se ha hecho en Antofagasta y en otras regiones del país. Posterior a esto, también se busca entregar puntos de conexión a Internet y capacitar a vecinas y vecinos como gestores educativos.

campamentos minvu
Situación de los campamentos en Chile según el último catastro del Ministerio de Vivienda y Urbanismo. Créditos: Minvu.

La necesidad de agua

Contar con agua potable que permita mantener las medidas de higiene básicas que requiere cualquier hogar, sobre todo en el contexto de COVID-19, es uno de los principales problemas en los 802 campamentos que hay en el país. Sin embargo, la situación no solo se genera para ellos, ya que cerca de 400 mil personas en Chile atraviesan el mismo escenario.

Por ello es que las organizaciones vinculadas al tema se han mantenido en alerta durante la pandemia. En Valparaíso se había solicitado que los camiones aljibes entreguen 100 litros de agua diarios – en vez de los 50 que hoy se dan a quienes viven de agua recibida por esta vía. En un comienzo, la Seremi de Salud de la región estuvo de acuerdo con la exigencia, sin embargo, al poco andar la rechazó, generando molestia en la comunidad y en las autoridades locales.

“De lavarnos las manos 15 veces al día como se sugiere, con el agua corriendo 30 segundos, nos da los 45 litros que serían los que ocuparíamos al día en este solo ejercicio del lavado de manos, pero también está la ropa, ocupar el agua en alimentación, y no hay caso”, señaló Lorena Donaire, integrante del Modatima, al hacer la suma de los litros “ideales” de consumo.

“Es inviable vivir en estas condiciones y más en un contexto de pandemia. Creo que en este sentido, el Estado ha sido criminal porque no ha pensado en la situación que se vive de las comunidades”, agregó insistiendo en que la situación es de suma preocupación, tanto para personas que enfrentan sequía como para quienes viven en campamentos: en ambos casos los ciudadanos y cuidadanas ven limitado su acceso a un derecho humano como lo es el agua.

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