El edificio de 195 departamentos que pone en riesgo el suministro sanitario y el humedal de Los Molles
Por Francisco Velásquez
Fuente: Interferencia.cl 10/03/2021
La expansión inmobiliaria en la caleta ha estresado el suministro de agua potable y la red de alcantarillado, los que cada verano colapsan, provocando constantes cortes de agua potable y derrames de aguas servidas en las calles. El humedal contiguo es también el que más peligro corre.
El balneario Los Molles está ubicado a 186 kilómetros de Santiago y pertenece a la comuna de La Ligua. Esta caleta -que se caracteriza por ser un espacio natural perfecto para el buceo por sus aguas transparentes- está amenazada por el exponencial crecimiento de la construcción de viviendas, lo que ha estresado la red de alcantarillado y ha hecho retroceder el humedal urbano que sustenta la ecología de este lugar de la Región de Valparaíso.
Con fecha 22 de enero de 2019, la Dirección de Obras de la Municipalidad (DOM) de La Ligua entregó el permiso de edificación al proyecto Paseo Costanera el que contempla 195 departamentos que suman 9.702 metros cuadrados construidos en seis pisos de altura. El inmueble se emplaza en la calle Avenida Hermanos de la Costa # 593 frente al mar, en una zona inundable y contigua al humedal de Los Molles. La factibilidad de construir ahí le fue entregada a la empresa RD Constructora S.A, cuyo representante legal es Raúl Marcelo del Río Díaz.
El problema está en que esta construcción -la cual está ya en la fase de inicio de faena- se suma a la expansión inmobiliaria general de Los Molles, la cual ha generado un estrés mayor en la red de agua potable y alcantarillado del pueblo.
Durante los veranos, Los Molles se ha quedado muchas veces sin agua potable. Solo en febrero pasado, esta situación se repitió al menos ocho veces. A veces los cortes son por cuatro horas o seis horas, y en los momentos de mayor densidad poblacional pueden durar todo el día. También hay numerosas filtraciones de aguas servidas que ruedan calle abajo de la avenida principal.
Según vecinos, un nuevo edificio de 195 departamentos simplemente hará colapsar el frágil suministro cuando se conecte a la red sanitaria. Una situación que se da pese a los constantes reclamos por parte de la comunidad, los cuales han sido oficiados de manera formal a la Municipalidad de la Ligua, pero dicha entidad no ha dejado de entregar permisos de edificación.
La situación es particularmente grave con Paseo Costanera porque el informe de factibilidad de agua potable y alcantarillado presentado por RD Constructora a la DOM de la Ligua y emanado de la Empresa Sanitaria San Isidro no hace referencia a ninguno de los problemas severos de la red sanitaria de este poblado.
La DOM de La Ligua cambió diametralmente de parecer, luego de recibir una decena de cartas y de establecer reuniones con vecinos de Los Molles. De tal modo, su director, Alfredo Hoffstadt, el día 8 de febrero, ofició al Superintendente de Servicios Sanitarios de la Región de Valparaíso, Carlos Órdenes para que “informe acerca de la factibilidad de alcantarillado y de agua potable de la Empresa San Isidro S.A en Los Molles, ya que el día 06 y 07 de febrero de 2021 ha colapsado el alcantarillado de dicha localidad”.
“Se entiende por esta Dirección [de Obras] que la empresa sanitaria ha entregado factibilidad de agua y alcantarillado a la empresa RD Constructora para la construcción de 195 nuevos departamentos. Se necesita se aclare y supervise a dicha empresa sanitaria el cumplimiento de sus servicios sanitarios, ya que si aún no se han conectado los nuevos departamentos ¿cómo se dará dotación sin que el sistema colapse como este fin de semana’”, dice el oficio.
De esta manera, la Superintendencia de Servicios Sanitarios tendrá que revisar la factibilidad de proveer agua potable y alcantarillado a una obra que ya está entregada, y promovida para su venta en diversos portales inmobiliarios.
Hoffstadt, en conversación con INTERFERENCIA, dijo que “no sé cómo por ley algo así puede suceder. No entiendo como la sanitaria puede seguir prestando servicios en el lugar. Desde que yo llegué al municipio en 2016 esto es así, por lo mismo oficie a la Superintendencia de Servicios Sanitarios para que fiscalice”.
Según Hoffstadt la entrega del permiso en 2019 fue algo frente a lo que la DOM no tuvo capacidad de reacción, pues la norma municipal de edificación para esa zona beneficia a la empresa.
Hoffstadt, explica que “en 2017, antes de ser entregado el permiso de edificación al edificio de 195 pisos, se intentó aprobar una modificación al plano regulador intercomunal, en el que se incluía justamente esta área como zona inundable y se reconocían los esteros que alimentan la laguna del humedal. Sin embargo, la comunidad se opuso en ese momento, puesto que el plan también establecía cambiar la categoría a la zona del Puquén, otro atractivo natural de la zona, para hacerlo construible, cuando siempre fue considerada como área verde”.
De tal modo, según la autoridad municipal, una de las pocas posibilidades que tiene la comunidad de hacerle frente a esta construcción, es justamente que la Superintendencia de Servicios Sanitarios decrete que no es posible entregar factibilidad de servicios sanitarios por parte de Aguas San Isidro y que esto sea judicializado por la comunidad, solicitando que se revoque el permiso.
INTERFERENCIA, hasta el cierre de esta edición intentó comunicarse con la Sanitaria San Isidro para obtener una declaración oficial sobre los hechos que se describen, sin embargo no hubo ninguna respuesta.
Otro problema en torno a Paseo Costanera es que se trata de una zona inundable.
El permiso fue otorgado pese a que en 2017 se inundó el primer piso del edificio Bordemar, contiguo al nuevo proyecto y de similares características morfológicas. Esto, según relatan los vecinos, se debe a que históricamente en esos terrenos se forma una laguna, dadas ciertas condiciones climáticas, una que es la continuación del humedal y de un brazo del estero Los Coiles.
Según dicen los lugareños, estos terrenos son naturalmente vertientes de agua dulce, que al momento de aumentar el caudal del acuífero subterráneo, se transforma en lagunas naturales que sustentan el humedal, por lo que este escenario está lejos de quedar atrás.
Hoy el condominio Bordemar cuenta con un muro de contención que permite mantener el agua en la calle. Estos edificios se transforman en una verdadera isla o palafito al momento de aumentar las lluvias.
Un problema histórico
En mayo de 2014 la Superintendencia de Servicio Sanitarios anunció el término de la concesión de la empresa de Agua Potable Los Molles S.A. para entregar la administración de este servicio a la empresa San Isidro del grupo Hidrosan.
Se trató de resolver un problema de hace más de una década. Cuando fue loteado el sector de Bahía Esmeralda, en la parte alta de Los Molles, por uno de los dueños históricos de terrenos, Andrés Obrech, se construyó una fosa séptica, la cual almacenaba las aguas servidas de cerca de 136 viviendas.
Sin embargo, esta cantidad de casas aumentó exponencialmente y terminó colapsando la obra sanitaria desarrollada para el loteo, pues todas las nuevas viviendas se conectaron a la obra de Obrech.
Así comenzaron los derrames de aguas servidas en el principal acceso a Los Molles, los cuales se hacían más frecuentes en la medida en que se intensificaba el ritmo de construcción.
“Obrech se hizo de terrenos, entregando algunas obras públicas al pueblo y comprando terrenos a precio de huevo. Incluso él es quien habría vendido los terrenos frente al mar que hoy están siendo construidos por la empresa RD constructora”, cuentan vecinos de Los Molles que son parte de la junta de vecinos.
Así llegó el momento de cambiar la situación, pero no fue sino después de cuatro actos de apertura de la licitación -y con el interés de los vecinos de ser parte de la administración, encargada interinamente a un interventor estatal, que hasta ese momento había avanzado en las obras de desarrollo de una planta desaladora y una planta de tratamiento- que la empresa sanitaria San Isidro se adjudicó la administración.
Fue por un monto de 1.094 UF, cerca de 30 millones de pesos. Una cifra marginal según dicen los vecinos respecto a lo que a ellos les pedían para quedarse con la administración en las primeras licitaciones.
Hoy, Aguas San Isidro está a cargo del tratamiento de las aguas servidas y lo que hizo fue seguir utilizando la fosa construida por Obrech, pero conectándola a una bomba impulsora que transporta las aguas servidas a una planta de tratamiento ubicada contigua a la carretera, en el sector alto de Los Molles.
Esta era una buena idea, ya que la sanitaria no tuvo que desarrollar una nueva red de alcantarillado. Sin embargo, la bomba impulsora constantemente sufre cortes de energía, puesto que cuando aumenta el flujo de veraneantes, no da abasto para impulsar todas las aguas servidas hacia la planta de tratamiento, provocando solo en el mes de febrero cuatro derrames de aguas negras en la principal calle de acceso al balneario.
Carlos Garrido hace siete años que tiene un restaurante frente a la bomba impulsora de Aguas San Isidro en la calle principal de ingreso a Los Molles. Este empresario relata que “cada vez que pasa esto tengo que cerrar el local, porque son aguas servidas y es hediondísimo. En años anteriores, cuando funcionábamos como discoteque, a eso de las tres de la madrugada, cuando estaba lleno de gente, empezaba a salir el agua servida por los excusados, se cortaba la calle y la gente salía corriendo del lugar. Esto pasa todas las semanas y en el verano, como es mucho el flujo de gente, es peor”.
El humedal en riesgo
Sumado a lo anterior, parte de los residuos industriales (riles) tratados por aguas San Isidro son arrojados al humedal de Los Molles, ubicado en la playa, lo que ha formado una capa aceitosa sobre el agua. Algo que aporta al exterminio de la vida subacuática, la que requiere de los rayos del sol para el proceso de fotosíntesis.
A partir de un estudio realizado el 28 de febrero de 2020 de forma independiente por la Junta de Vecinos de Los Molles, el agua que emana del punto de descarga de la empresa San Isidro al colector de aguas lluvias, estableció que las aguas estudiadas “superan el límite que establece el DS Nº 90/2000 en sólidos suspendidos totales, cloruros, sulfatos, hierro, manganeso y coliformes fecales”.
La construcción del edificio Paseo Costanera se desarrollará a unos 100 metros del humedal de Los Molles, lo que traerá consigo ruidos de maquinaria, movimientos de material y un constante tráfico por el sector, esto podría afectar aún más la vida silvestre de este ecosistema, ya que las aves migratorias que ahí se detienen no encontrarán la tranquilidad que necesitan.
De la misma forma, si este edificio de 195 departamentos es conectado a la red sanitaria de aguas San Isidro, aumentará exponencialmente la cantidad de residuos que se arrojaran a las aguas del humedal.
La protección de humedales en Chile ha sido parte de la política de Estado. En ese contexto, el Ministerio de Medio Ambiente ha priorizado una línea de trabajo, que busca fundamentalmente contribuir a detener la pérdida y degradación de humedales a través de la implementación del Plan Nacional de Protección de Humedales, aprobado por resolución exenta en enero del 2019.
Esto porque dichos espacios naturales propician la existencia de especies de flora y fauna nativa que permiten la mantención ecológica del ambiente. Aves migratorias, peces de agua dulce a metros del mar y una fuente inagotable de microorganismos que se ven amenazados por la expansión urbana.
Nada de eso se ha visto en Los Molles.