La calidad de vida no sólo tiene que ver con arreglar el techo
“La apuesta central del Programa Puente es salir de la dimensión asistencial de las políticas sociales. Que no sólo se reduzca a entregar tablas o subsidios, sino que también ayude a levantar a las familias emocional, sicológica y socialmente, y que les permita más autonomía”.
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Por Beatriz Michell
La directora del Fosis está con un gusto amargo después del capítulo de “Contacto” que dejó al descubierto las falencias del Programa Puente. “Me deja la sensación de que a la sociedad chilena le cuesta reconocer que estamos avanzando”, advierte Cecilia Pérez. Admite que el “excesivo triunfalismo” de algunas autoridades está desviado, porque todavía hay casos de pobreza pendiente.
–¿Cuál es el porcentaje de familias inscritas en el Programa Puente que no han sido beneficiadas?
–Los primeros meses las familias eligen en qué área quieren empezar a trabajar: salud, educación, etc. Los apoyos familiares (asistentes) sociales activan la red para que lleguen los distintos beneficios. Es muy posible que a los seis meses de que la familia definió sus prioridades, no le haya llegado la respuesta porque hay que conectarse con la oferta de servicios. Distinto es que exista gente que haya pasado dos años sin recibir nada. Eso es claramente una falla del sistema.
–¿Eso se debe a problemas con el diseño o con la implementación del Programa Puente?
–Es un problema de implementación, no de diseño. Los casos de personas a las que inscribieron y nunca más las fueron a ver son problemas con el apoyo familiar, con el municipio y con nuestra gestión y supervisión.
–¿Pero por qué, por ejemplo, hay 188 familias en Coronel que no recibieron los materiales para arreglar sus casas?
–Hay distintas razones. En el caso de Coronel, el problema es que la demanda es tal que la oferta no alcanza a cubrirla, porque ahí hay un problema serio de precariedad de la vivienda.
–¿No considera un contrasentido inscribir tantas familias si no existen los recursos suficientes para ayudarlas?
–No, se deben buscar mecanismos para que esas familias reciban una respuesta. El programa de habitabilidad comenzó el 2004 y hoy es masivo, pero es una oferta insuficiente para la envergadura del problema. En todo caso, ya está definido un aumento de recursos para la política habitacional. Esto es un proceso.
–Sí, pero es complejo darle esperanzas a la gente de que mejorará su calidad de vida y al final eso no se logra.
–Sí, pero la esperanza de mejorar la calidad de vida es una cuestión más integral, no tiene que ver sólo con arreglar el techo o poner el forro. La apuesta central del Programa Puente es salir de la dimensión asistencial de las políticas sociales. Que no sólo se reduzca a entregar tablas o subsidios, sino que también ayude a levantar a las familias emocional, sicológica y socialmente, y que les permita más autonomía. Después de los dos años del programa, las familias pasan a Chile Solidario, donde pueden seguir resolviendo sus problemas. Eso dura tres años más.
–Volviendo a las denuncias de “Contacto”, ¿qué medidas tomó el Fosis contra la funcionaria que engañó a una beneficiada con 150 mil pesos, ahorro que tenía para postular a una vivienda social?
–Cuando nos enteramos, le pedimos al municipio que alejara a esa persona de las funciones de apoyo familiar. El municipio la sancionó y ella tuvo que devolver los dineros. Ella es una funcionaria municipal, pero desde que existe la ley de Chile Solidario (2004), los apoyos familiares tienen que ser profesionales con al menos ocho semestres de formación.
–Ustedes han traspasado la implementación a ONG, municipios, gobiernos regionales y consultoras. ¿No sería más conveniente que el Fosis se hiciera cargo de la implementación para evitar irregularidades?
–El Fosis no ejecuta sus programas, sino que fiscaliza que estas instituciones hagan bien su trabajo. Hemos tenido experiencias desastrosas que nos han hecho ejecutar garantías e incluso llevar instituciones a la justicia. Por ejemplo, el caso de la ferretería que salió en el programa “Contacto”. Nosotros fuimos a la ferretería y se ajustaron los precios. Además, interpusimos una denuncia contra la dueña.
Fuente: La Nación Domingo 24 de junio de 2007