El poder de la señora Juanita

Juana Silva, el rostro de ANDHA Chile a Luchar.
Es la primera en aparecer en la prensa después de cada protesta; le hacen entrevistas, se reúne con políticos y es reconocida como una defensora de los deudores. Pero no toda su historia parece tan heroica. Quienes han trabajado con ella la acusan de “mentirosa” y “ladrona”, y aseguran que se está enriqueciendo a costa de los pobres.

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por Beatriz Michell

Juana Silva tiene cinco hijos, su marido es albañil y nunca ha recibido alguna herencia familiar. Hasta hace algunos años tenía una casa de 42 metros cuadrados, andaba en micro para todas partes y le costaba llegar a fin de mes; era una deudora habitacional más.

Pero la vida le cambió en 2003, cuando renunció a la organización que nuclea a la mayoría de los deudores, ANDHA Chile, y formó una organización paralela, a la que denominó ANDHA Chile a Luchar. Es este último movimiento el que le ha hecho la vida imposible a la Presidenta Michelle Bachelet, irrumpiendo abruptamente en muchos de sus actos públicos.

“La Juana era patipelá igual que nosotras. Era muy pobre, pero ahora tiene su regia casa, un auto súper lindo, tiene de todo”, cuenta Viviana Fuentes, dirigenta vecinal de Puente Alto. Según acusan ella y otros dirigentes, Silva ha financiado sus avances materiales con la plata que los miembros de ANDHA Chile a Luchar le entregan para financiar las diferentes actividades de la entidad: pagar los buses que van al Congreso, arrendar una sede en el centro de Santiago o gestionar unas singulares “carpetas de antecedentes”.

Juana Silva se integró a ANDHA Chile el 2003. Los deudores se habían empezado a organizar el año 2000 y permanecieron unidos en un solo movimiento hasta 2005, cuando la mujer formó su grupo junto a otros dos dirigentes, Iván Carrasco –hijo del asesinado periodista José Carrasco– y Carmen Moncada. En el grupo original se quedaron a cargo Berna Castro, Luis Mondaca y Eduardo Leiva. Este último dice que la división fue por diferencias respecto al tema de los deudores. “Los que nos quedamos decidimos no pedir papeles innecesarios ni cobrarle a nuestra gente, porque ya era suficiente con que el banco te tuviera hasta el cuello cobrándote”, explica.

“La Juana dijo que se cobraran cinco mil pesos mensuales en cada comité, y también propuso que éstos se dividieran en varios comités más chicos”, explica Pilar Aravena, dirigenta de Puente Alto.

LOS DEUDORES AUSPICIAN

Juana tiene dos celulares siempre cargados: uno para el movimiento y otro personal, además de un auto que se compró hace dos años y que hoy yace chocado a la entrada de su casa. “La Juana se queda con la plata; si no, ¿de qué vive? No es una presunción, todo el mundo lo sabe. Además obtiene ingresos organizando peleas de perros”, acusa un antiguo deudor de una comuna del sur de la Región Metropolitana que pide que no demos su nombre. “Es que la Juana es matona, hasta ha amenazado con tunazos”, explica.
Otros dirigentes y pobladores que han tratado con ella coinciden en que no duda en amenazar o agredir a quien se cruza en su camino. “Una vez llegó a una reunión en San Bernardo con algunos hombres y bajó de una camioneta con perros a amedrentar al Luis Mondaca y a la Berna Castro. Ese día le pegó al Luis, incluso llegaron los carabineros”, relata Viviana.

La organización de Silva, Carrasco y Moncada ha logrado establecer una red de dirigentes leales en varias comunas de la capital. El método que describen sus detractores es simple: una parte del dinero que se recolecta va para el dirigente a cargo del comité local y el resto se divide entre los otros tres personajes. “Ella es la que manda a todo el mundo, pero tiene suches en cada comité”, dice Pilar Aravena. Otra vecina, Sonia Gutiérrez, de Altos del Maipo (Puente Alto), cita el caso de Mirta Muñoz, presidenta de la junta de vecinos de su comunidad. “En las asambleas piden plata para todo: para fotocopias, para ir a Valparaíso, para las huelgas de hambre. Y la señora Mirta va tomando nota de la gente que no paga”, explica.

“Cuando hablaba con la gente, esta señora le decía que tenían que pagar lo que debían; si no, no les iban a dar la encuesta Casen. Como la gente es ignorante, no sabían que la encuesta era gratis y que podían ir ellos mismos a buscarla a la municipalidad”, explica Sandra Parraguez, otra pobladora.

Otras tres vecinas de Villa José Donoso, en La Pintana, aseguran que Juana Silva les pidió a mil familias que pagaran 500 pesos cada una, supuestamente, como aporte para construir una comisaría. Obviamente, esto nunca ocurrió. “La gente le pasó la plata sin saber que era mentira y la Juana sacó 500 lucas”, explica una pobladora del lugar.

Otra fuente de ingreso que tendrían estos emprendedores dirigentes vecinales es el cobro de multas a quienes no van a las reuniones o a las protestas. Pero la más ingeniosa, aseguran, son las famosas carpetas. El mecanismo es el siguiente: cada deudor tiene que reunir una carpeta con los antecedentes de su vivienda, de su situación socioeconómica, la fotocopia de su carnet de identidad y una ficha de ANDHA Chile a Luchar, por la que cobran mil pesos. Esa carpeta, que guarda la dirigenta de cada comité, supuestamente sirve para presentar los antecedentes ante el Ministerio de Vivienda o el BancoEstado. Cada deudor tiene que pagar mil pesos mensuales sólo para que el dirigente tenga la carpeta, aunque el Departamento de Comunicaciones del BancoEstado asegura que nunca han visto esos antecedentes y en el Minvu agregan que esa repartición dejó de recibir documentos de Juana Silva en 2005. “Imagínate cómo será de rentable: si una dirigente tiene, por ejemplo, 300 personas en la villa, se hace 300 mil pesos sólo en un mes. El robo es grande, son unos sinvergüenzas”, afirma Viviana Fuentes.

DE DEUDORA A PRESIDENTA

La habilidad de Juana Silva no sólo alcanza a los negocios; también disfruta de una envidiable muñeca política. Dos dirigentes dicen que el 17 de mayo, cuando el auto en que viajaban ella y su esposo chocó con un camión, uno de los primeros que llegó a visitarla a la Posta Central fue el diputado José Antonio Kast, el mismo que se jactó de haber invitado al Congreso a los deudores que causaron un alboroto durante el mensaje presidencial del 21 de mayo. Ella lo niega (ver entrevista), así como desestima su relación con el senador Pablo Longueira, con quien se tratan mutuamente de “Pablo” y “Juanita”.

Y no sólo tiene apoyos en la derecha. El 2004, antes de la división de ANDHA, los deudores fueron a hacer lobby al Congreso. Mientras esperaban afuera del edificio salió el entonces senador DC Jorge Lavandero y le entregó a Silva dinero para que todos pudieran almorzar. “Pero ella no nos quiso dar almuerzo y se guardó la plata”, cuenta Viviana Fuentes.

Claro que su referente “político” más cercano son algunas organizaciones trotskistas, con las que está formando un partido –aún sin nombre definido– para competir en las próximas municipales. Pero Silva no se va a presentar de candidata. “No me interesa ser alcaldesa ni concejala. Yo quiero ser Presidenta”, aclara.

“La Juana ha sido manipulada. Ella podría haber sido una buena dirigenta, pero por su ignorancia la manosearon y la comadre se creyó el cuento”, dice Pilar Aravena. Esa es la misma hipótesis que manejan la mayoría de sus pares: la de una mujer carismática y luchadora que encontró en el movimiento de los deudores una pequeña mina de oro.

LA DIRIGENTE SE DEFIENDE: “¡¿QUÉ?! ¡¿YO?! ¡NO, CÓMO, CUÁNDO!”

Juana Silva nos recibe en el living de su modesta casa de San Bernardo, a pocas cuadras de la temida avenida Los Morros. La mujer, de 37 años que desde hace tres dirige la más combativa de las asociaciones de deudores habitacionales, contesta con aplomo y seguridad a cada uno de los cargos que le han hecho otros deudores (ver nota principal), y advierte que éstos sólo quieren “perjudicar” a su organización.

–¿Usted recibe alguna retribución económica por su trabajo en ANDHA Chile a Luchar?

–No, lo que sí tenemos es una cuota para nuestros gastos. Cada comité paga mil pesos semanales, y dentro de cada comité los deudores hacen un aporte voluntario.

–¿Y le alcanza el tiempo para trabajar?

–Sí, me dedico a vender chalecos, ponchos y frazadas. Las chiquillas que trabajan en el ANDHA conmigo me ayudan.

–Dicen que amplió su casa con el dinero que aportan los socios de ANDHA.

–No es cierto. La empezamos a ampliar como hace siete años, de a poquito. Por ejemplo, con el finiquito que sacaba el Claudio [su pareja] comprábamos 50 ladrillos, un poco de cemento, y ampliábamos.

–También dicen que le cobran multa a los que no van a las marchas o a las reuniones.

–Todos esos rumores vienen del ANDHA pa’ atrás [ANDHA Chile]. El Ministerio de Vivienda les cree a ellos, no a nosotros, y cuando nosotros pedimos reuniones no nos dan. Esa preferencia es porque ellos trabajan para el lucro del Gobierno. A la gente no se le puede engañar, si no son huevones.

–¿Usted recolecta carpetas con los antecedentes de los deudores?

–Sí.

–¿Y es cierto que le cobran mil pesos mensuales a cada deudor para que un dirigente tenga la carpeta?

–Eso es falso. Que hagan esas denuncias con nombre y apellido.

–Eso lo dicen las señoras Viviana Fuentes y Pilar Aravena, de Puente Alto.

–A ellas las echaron del ANDHA porque aparecieron con Piñera en la última campaña política. ¡Háblame de dirigentes reales!

–¿Y cómo consigue los buses para ir a Valparaíso? ¿Es verdad que se los consigue gratis y después les cobra a los que viajan?

–Nosotros conseguimos con un empresario que los pasajes nos salgan más baratos, pero cada vecino aporta con su pasaje. Lo que sí pasó es que una dirigenta, la Rebeca, se conseguía los buses con la alcaldesa de Quilicura [la DC Carmen Romo] y después cobraba. Pero cuando nos enteramos de eso la echamos; eso hacemos con los dirigentes corruptos.

–En Puente Alto también acusaron a la señora Mirta Muñoz de cobrar por la encuesta Casen.

–A ver: cuando escuchamos eso hicimos una asamblea y le preguntamos a los pobladores qué estaba pasando. Y lo que pasó es que ellos, como pobladores, decidieron que los que querían entrar a la organización pagaran lo mismo que habían pagado los pobladores que llevaban más tiempo. Esa es una opción de ellos, en esas cosas no nos metemos. No se estaba lucrando con la Casen.

–Tres pobladoras de Villa José Donoso, de La Pintana, la acusaron de cobrarle personalmente a ellas, y a mil personas más, 500 pesos para construir una comisaría.

–¿Dónde queda eso? Yo ni siquiera conozco esa villa.

–¿Alguna vez recibió plata de Jorge Lavandero o de otros políticos?

–Una vez, Lavandero pasó 40 mil pesos para almorzar, en la primera marcha que hicimos como ANDHA en el Congreso. Pero sólo fue él, jamás otros políticos nos han pasado plata.

–¿Cuál es su relación con Pablo Longueira? Otros dirigentes cuentan que son muy cercanos, y hay fotos de ustedes juntos.

–Mi relación con él es como con todos los senadores. A ninguno lo trato de “don”, porque para mí son todos iguales.

–También hay testigos que afirman que cuando se accidentó, el diputado José Antonio Kast la fue a ver a la Posta Central.

–Falso. No me fue a ver ningún parlamentario, nadie.

–¿Y tampoco es verdad que usted come en las huelgas de hambre, con Iván Carrasco?

–Eso es lo más falso, lo inventaron en ANDHA Chile para bajarnos el perfil como agrupación. Yo estuve en la primera huelga de hambre y bajé 17 kilos.

–Hace un año, Carabineros la detuvo por golpear a Luis Mondaca, y también la acusaron de amenazarlo a él y a Berna Castro con perros.

–Yo nunca he tenido perros. Sí, le pegué al Luis Mondaca porque ellos vinieron a una villa que está en El Rosario y hablaron pestes de mí. Algunas personas me avisaron y yo fui para allá. Este desgraciado me sacó la madre, me dijo que era pagada por la UDI y no sé qué cosas más. Yo ahí le puse un cornete en el hocico… y se lo volvería a dar. Le pegué delante de los carabineros. Y nunca más he golpeado a nadie.

–También la acusan de organizar peleas de perros.

–¡¿Qué?! ¡¿Yo?! ¡No, cómo, cuándo! Nunca he estado en una pelea de perros. Jamás.

Fuente: La Nación Domingo 17 de junio de 2007

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