Antofagasta: los niños del polvo negro

Por Isabel Reyes B. (desde Antofagasta)

Fuente: Interferencia.cl 15/08/2021

A propósito de la grave crisis climática de la que dio cuenta la ONU en su reciente informe, INTERFERENCIA republica la serie de reportajes «Niños de Sacrificio», publicado inicialmente en 2019. En este reportaje, se exhibe la realidad de Antofagasta, ciudad afectada por la gran minería del cobre, expuesta a la contaminación industrial, además del arsénico y el plomo.

Esta ciudad del desierto de Atacama ha vivido varios episodios de contaminación: por arsénico, plomo y actualmente por potenciales emanaciones que provienen del galpón que acopia cobre en el puerto. Por primera vez, existen estudios que confirman que, durante generaciones, la contaminación industrial ha envenenado a la ciudad. Pero aún falta conocer más.

Hugo Benítez está sentado frente a un microscopio en uno de los laboratorios del área de Anatomía Patológica en las nuevas dependencias del Hospital Clínico Regional de Antofagasta. Concentrado analiza a través del lente la muestra de tejido de algunos de los pacientes para reconocer -en caso de que existiese- aquellas alteraciones que pudieran derivar en la enfermedad que hoy es primera causa de muerte de la ciudad. En sus propias palabras, se dedica a buscar el cáncer.

Como presidente del Departamento de Medio Ambiente del Colegio Médico de Antofagasta, Benítez dice estar preocupado por la contaminación histórica en la que ha estado sometida la ciudad por la industria minera, donde los efectos en niños se ven años después. «Las personas no ven lo que está pasando. Es como matar lentamente con el arsénico, en 20 o 30 años más, te vas a morir de cáncer», dice a INTERFERENCIA.

Y hace alusión a la intoxicación por plomo de 1998 en niños que vivían en sectores aledaños a los patios de la empresa Ferrocarril Antofagasta Bolivia donde se acopiaba éste y otros metales pesados. Así también, al consumo de agua potable con altos niveles de arsénico entre 1950 y 1970, el cual fue erradicado en su totalidad, según dice Benítez, recién en 2003.

Hoy la preocupación está en el puerto de Antofagasta, concesionado a la empresa Antofagasta Terminal Internacional S.A (ATI), propiedad del holding de Andrónico Luksic, donde tienen un gran galpón azul que, desde 2014, acopia concentrado de cobre transportado desde la minera Sierra Gorda.

Desde ahí es que se origina un polvo negro que todos los antofagastinos reconocen. En paredes, techos y las calles, un polvo negro tiñe algunos días la ciudad.

«La contaminación que tenemos hoy día en las calles está ingresando al sistema respiratorio o a través de las manos al sistema digestivo y se está absorbiendo de material particulado que está depositado en las calles, que lo han ingerido los niños, que lo han ingerido los adultos. Está dispuesto en toda la ciudad, porque se dispersa con los vientos en menores concentraciones, pero eso va afectando a las personas», dice Benítez a INTERFERENCIA.

Todos estos antecedentes tienen que ver, según los entrevistados, con las altas cifras de cáncer, pero también sospechan, de un indicador que año a año, en silencio, se ha ido elevando y que está dibujado en varias calles de Antofagasta, donde murales con diseños hacen alusión a este trastorno: los niños con autismo en la ciudad.

Alejandro Rojo trabajó como encargado del Programa de Integración Escolar (PIE) de la Corporación de Educación Municipal de Antofagasta y dice que las cifras de alumnos PIE van cada vez más al alza. «Es tremendamente llamativo que exista un aumento tan ostensible y significativo de estudiantes con discapacidad en la población de esta ciudad que claramente es una zona de sacrificio», dice Rojo a INTERFERENCIA.

Según las cifras oficiales, pasaron de tener 924 alumnos inscritos en 2011, a registrar 5.036 en 2018. Eso es, más de cinco veces.

«Si nosotros tenemos un aumento de autismo en la ciudad es porque nuestros canarios están siendo afectados. Y cuando digo esto, tiene que ver con los pájaros que usaban los mineros en la minería del carbón, cuando se moría por el gas grisú, los mineros arrancaban porque sabían que ellos se podían morir también. Aquí nosotros tenemos varios canarios y no estamos arrancando. Ese es el problema», advierte Hugo Benítez del Colegio Médico.

Cáncer y metales

Hay tres tipos de cáncer que prevalecen en la ciudad de Antofagasta, con tasas que llegan a ser hasta cuatro veces más altas que en otras regiones del país: cáncer de piel, de pulmón y de vejiga. Ante esta realidad, sumado a la contaminación histórica y a la inquietud ciudadana sobre la presencia de metales pesados es que se desarrolló el estudio Polimetales y perfil epidemiológico en habitantes permanentes de la ciudad de Antofagasta por un equipo del departamento de Salud Pública de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC), publicado en enero de este año.

«Bajo un enfoque preventivo, la identificación de una fuente potencial de exposición debe ser siempre abordada. Se suma a ello, el hecho que, en la región, la prevalencia de algunos cánceres asociados a la exposición a metales tales como el cáncer de piel, de pulmón y de vejiga, presenta tasas significativamente más altas a las de otras regiones del país», se lee en el inicio del estudio.

Por primera vez se pudo identificar el nivel de exposición a metales como el plomo, mercurio, cadmio, cromo y arsénico, en los habitantes de esta ciudad. El equipo de seis investigadores y 1.000 enfermeras, liderados por Sandra Cortés, del Departamento de Salud Pública PUC e investigadora del Centro Avanzado de Enfermedades Crónicas (Accdis) y del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus), tomó durante un año una muestra de orina y de sangre a 1.226 personas mayores de 18 años y 193 niños.

«El hallazgo más importante fue la prevalencia de exposición a arsénico inorgánico, el que está presente en un 8% de la población adulta y un 12,3% de los niños. Destacan que este metaloide tiene alta prevalencia por el hecho de ser hombre y de baja escolaridad, por lo que podría estar evidenciándose exposiciones ocupacionales y el rol de los determinantes sociales para la salud», dice Cortés a INTERFERENCIA. «También establecimos el predominio de ocupaciones de riesgo asociadas a la exposición a metales, tal como la minería».

El arsénico inorgánico es uno de los 120 agentes clasificados en la categoría 1 como «cancerígenos para el humano» en el listado hecho por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (Iarc, por sus siglas en inglés).

Es por eso que Cortés advierte que son cifras que deben ser monitoreadas en el tiempo para lograr su disminución, sobre todo en menores de edad. «El no hacerlo y no vigilar estos niveles a través del tiempo, se expresará con daños en salud especialmente de tipo cognitivos desde edades tempranas y luego su expresión con más enfermedades crónicas en la vida adulta. En general, la exposición a estos elementos se asocia con dificultades en el aprendizaje, y ejecución de algunas funciones motoras muy específicas. Estos daños aún no se han evaluado en la comuna de Antofagasta y para nosotros es de alta importancia realizar este tipo de estudios ante los niveles observados en nuestro estudio», dice.

En niños, algunas de las variables asociadas al aumento de las cifras de estos diferentes tipos de metales, tenía que ver con vivir en las cercanías de sitios con contaminantes tales como el puerto de Antofagasta o La Chimba, además del consumo de productos del mar.

Una de las conclusiones del estudio es enfática: «Se hace necesario un estudio que permita identificar la magnitud de la exposición a metales pesados en la población de la región, especialmente en grupos de riesgo, conocer el perfil epidemiológico de las personas expuestas e identificar probables fuentes de exposición».

«Este polvo te mata»

En el liceo CEIA Antonio Rendic de Antofagasta, conocen bien el famoso polvo negro. Ubicado en la avenida Grecia, está justo al frente del galpón de ATI. En su patio, entrando a mano derecha, hay dos paneles solares que además de cumplir su función, son la evidencia del polvo. Desde que los instalaron, sus filtros se oscurecieron cada vez más. Hoy, ambos están negros.

Cuando en abril de 2014 el Instituto de Salud Pública fue a tomar muestras del polvo al establecimiento, en el puerto y sus calles aledañas, los resultados corroboraron la presencia de 16 metales pesados, tales como plomo, arsénico, cobre, zinc, cadmio y molibdeno.

Así lo había hecho también el Colegio Médico de Antofagasta un mes antes, con muestras del borde costero donde encontraron cifras como cerca de 3.330 mg/kg de plomo, cuando la norma internacional canadiense que usaron de referencia permite un máximo de 140 mg/kg. Lo mismo pasó con el arsénico que marcó casi 1.500 mg/kg cuando en Canadá debe ser hasta 12 mg/kg. Actualmente en Chile no existe una ley nacional de suelo que establezca niveles máximos permitidos de contaminación por metales pesados u otros tóxicos.

Fueron las primeras evidencias. Después vinieron en los años siguientes otros estudios, de la Superintendencia el Medio Ambiente y del Colegio Médico en 2016. Con este último y los datos del Instituto de Salud Pública es que se realizó un estudio geológico titulado Este polvo te mata, al igual que el movimiento social, encabezado por la Dra. Joseline Tapia, presidenta de la Sociedad Geológica de Chile que, junto a colaboradores de la Universidad de Antofagasta, pudieron corroborar que el material tóxico y metales no son una propiedad de las formaciones rocosas de Antofagasta -como muchas veces se dijo- sino que venía de un origen antropogénico (por la actividad humana).

En palabras de Tapia, hay un patrón que se repite a medida que uno se acerca al puerto de los Luksic, encontrando seis metales principalmente: cobre, cadmio, plomo, molibdeno, arsénico y zinc. «Lo que llamó la atención del estudio es que por primera vez alguien decía algo distinto o contrario al discurso de 50 o 60 años. Yo soy de Antofagasta y siempre se había dicho que en la zona el suelo era así. Por ejemplo, se hablaba de las rocas de la formación La Negra, un tipo de roca particular que en Antofagasta tienen harto cobre, pero el polvo que está cerca del puerto no puede provenir de esa formación. No hay caso», dice Tapia en conversación con INTERFERENCIA.

«No puedes comparar la geología natural con lo que hay en el puerto, está fuera de una concentración normal que se encuentra en rocas. Geológicamente hablando no puedes encontrar esas concentraciones de metales y de metaloides», afirma Tapia.

Además, se hicieron análisis geoquímicos a este polvo negro para verificar qué tan bioaccesible es para el cuerpo humano. Para esto, en un laboratorio se fingió una digestión estomacal, aplicando al material ácido sulfúrico a 37 grados celcius, simulando las condiciones del estómago. «Si hay metales que entran en solución uno propone que esos metales son digeribles en las condiciones que se encuentran en el estómago», explica Tapia. «El que salía más terrible fue el arsénico. Fue el que tenía mayor porcentaje de movilidad y viendo los resultados que mostró la Pontificia Universidad Católica este año (mencionado en subtítulo anterior), efectivamente lo que más tiene la población de Antofagasta en el cuerpo es arsénico».

«El polvo es uno de los polvos que presenta más zinc, cobre y arsénico en el mundo, por lo menos en ciudades súper industrializadas de China, no se encuentran concentraciones tan elevadas de estos elementos químicos. Los niños pasan más tiempo en contacto con el suelo y lo que encuentran en el suelo se lo echan a la boca. Ya se sabe que hay un problema, falta que se ponga una solución», concluye Tapia.

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