Podrían cerrar las tres casas museo de Pablo Neruda en Chile por falta de fondos y apoyo estatal

Por Daniel Gigena

Fuente: La Nación (Argentina) 15/04/2022

Visita turística ineludible, recibían 350 mil personas al año en Santiago, Valparaíso e Isla Negra antes de la pandemia y ahora el flujo de público es de un 15%; la imagen del poeta, dañada desde que se “descubrió” su relato de la violación de una mujer, perjudica la situación.

A causa de la pandemia y los cierres de las instituciones culturales por razones sanitarias a partir de 2020 -y también por el escaso apoyo del Estado chileno durante la presidencia de Sebastián Piñera para contrarrestar los efectos adversos de estas medidas-, las tres casas museo de Pablo Neruda (1904-1973) en Chile corren el riesgo de cerrar sus puertas, ahora en forma definitiva. Las casas donde el poeta vivió y escribió sus obras son La Chascona (era el apodo que le daba a su amada Matilde Urrutia, por su cabellera rojiza, y para quien mandó a construir la casa), situada en Santiago; La Sebastiana (construida por el español Sebastián Collado), en el cerro Florida de Valparaíso, e Isla Negra, donde Neruda compuso Canto general. Desde la Fundación Pablo Neruda, que dirige el escritor Fernando Sáez, se informó que la merma de visitas extranjeras y el casi nulo apoyo del Estado chileno y de empresas privadas afectaban seriamente la continuidad de las actividades de los tres museos.

La hermosa casa museo en Isla Negra, donde Neruda escribió "Canto general"
La hermosa casa museo en Isla Negra, donde Neruda escribió «Canto general»

Las tres casas museo -donde se exhiben colecciones de objetos del artista, su pinacoteca, tallas africanas, muebles, libros y fotografías- reabrieron al público a partir de septiembre de 2021, con los consabidos aforos y restricciones sanitarias. Debido a esas limitaciones, apenas recibieron el 15% de las visitas que solían tener antes del inicio de la pandemia. “Hacemos un llamado como Fundación Pablo Neruda a colaborar con este rico tesoro para el país y la humanidad”, reclamaron desde la institución.

Frontis de la casa museo La Sebastiana, en Valparaíso
Frontis de la casa museo La Sebastiana, en Valparaíso

En diálogo con LA NACION, Sáez remarca que el cierre forzado por la pandemia produjo “un grave deterioro” en las finanzas de la Fundación que en un 90% se financiaba con las visitas, aproximadamente unas 350.000 personas al año en las tres casas. “Tanto los proyectos que teníamos entre manos y los ahorros tuvieron que sacrificarse -dice-. Actualmente las casas están abiertas, pero el flujo de público es un 15% de los años normales. En ese sentido iniciamos varias campañas y búsquedas de financiamiento que no dieron frutos. Y menos aún del gobierno anterior [el de Piñera] recibimos ayuda. Actualmente estamos en conversaciones con otras instituciones y el nuevo gobierno, que preside Gabriel Boric”. Hasta ahora, no han recibido una respuesta de la flamante ministra de las Culturas, Julieta Brodsky.

Casa Museo La Chascona, en la capital chilena
Casa Museo La Chascona, en la capital chilena

Mientras funcionaba normalmente, la Fundación administraba tres millones de dólares por año. “Nos permitían hacer toda nuestra actividad cultural, talleres con poetas becados, publicaciones, actividades en los tres centros culturales de las casas museo, todo de forma gratuita -destaca Sáez-. Actualmente estas actividades se han seguido desarrollando, con talleres y conferencias online, en nuestras plataformas de cultura”.

El dormitorio de Isla Negra, una orientación estratégica para la inspiración de un poeta enamorado del mar
El dormitorio de Isla Negra, una orientación estratégica para la inspiración de un poeta enamorado del mar

Por si la pandemia fuera poca cosa, desde 2018 la imagen del escritor chileno, Premio Nobel de Literatura 1971, se vio dañada al “descubrirse” el relato de la violación de una mujer cuando era cónsul en Ceylán (hoy Sri Lanka) incluido en Confieso que he vivido, y que causó indignación en la sociedad chilena, en especial entre agrupaciones feministas -que lo rebautizaron como “Confieso que he violado”-. Esto determinó que la propuesta de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados de Chile de cambiar el nombre del aeropuerto de Santiago -Arturo Merino Benítez- por el del tercer escritor latinoamericano en ganar el Nobel de Literatura quedara en la nada.

“Sin duda el relato que hace Neruda de una violación en su autobiografía ha traído una reacción negativa a su figura, pero creemos que no es algo que a la larga dañe su imagen y su obra -dice Sáez-. Hay que entender que Neruda tiene una vigencia enorme. Manejamos más de quinientos contratos vigentes en más de cuarenta idiomas, lo que para un poeta que en 2023 se conmemoran cincuenta años de su muerte, en coincidencia con los cien años de la publicación de su más famoso libro20 poemas de amor y una canción desesperada [en 2024] es un récord mundial”.

“El nombre de Pablo Neruda es para los chilenos lo que Jorge Luis Borges para los argentinos: la figura de un escritor fundacional, de una obra que alcanza una cima y que, en esa escalada rumbo a la cumbre universal, llevaba al país completo sobre sus hombros -dice el escritor Óscar Contardo a LA NACION-. Pero ahora también es el ejemplo de cómo un medio literario y una forma de vida dejaba a las mujeres de lado, como acompañantes sin importancia, que solo estaban ahí en función de una pasión que se apagaba y se encendía según la conveniencia del varón. El machismo de Neruda, que era el machismo desatado de la sociedad de su tiempo, ha perjudicado la recepción de su obra, o de parte de su obra”.

Pablo Neruda en La Chascona, en Santiago; actualmente es una de las tres casas museo dedicadas a la vida y obra del escritor
Pablo Neruda en La Chascona, en Santiago; actualmente es una de las tres casas museo dedicadas a la vida y obra del escritor

Neruda falleció el 23 de septiembre de 1973, días después del golpe de Estado que derrocó a su amigo, el socialista Salvador Allende. Las causas de su muerte, atribuidas al agravamiento de un cáncer, son investigadas por la Justicia chilena. En 2017 un grupo de forenses concluyó que el escritor no murió de cáncer y que podría haber sido envenenado por la dictadura de Augusto Pinochet.

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