Gabriel Salazar, historiador: “Las experiencias de autogestión no son huérfanas”

¿En términos históricos, cómo ve la actual disputa de los espacios autogestionados?

– Hay que considerar que para quienes sufren el trabajo precario y la ausencia de espacios para desarrollar su potencialidad creadora, no les queda otra que construir sus identidades sociales e históricas, dentro o fuera del estado de derecho. Es una lucha subjetiva y cultural autónoma que puede llegar a configurar una especie de mercado negro social, político, auto-educativo y transhistórico, al margen de las prebendas del Estado. Este espacio tiene mayor vocación humanista que el mercado globalizado; y la experiencia les capacitará para enfilar por un camino histórico propio, original e inédito. Lo otro es ser reducido a un bien más del mercado, adaptable y moldeable según la ley de la oferta y la demanda. La disyuntiva es construir una identidad propia o ser reducido a cosa transable.

¿Qué antecedente histórico tienen los centros sociales okupados?

-Las experiencias de autogestión no son huérfanas. Si los peones del siglo pasado tuvieron como único espacio de autonomía el marcharse por los campos, los jóvenes tienen hoy la cultura. Además, la toma de un terreno o una casa es una práctica muy antigua, desde la Independencia se expresó en la toma de sitios suburbanos y el arranchamiento de sectores mayoritarios de la población. Siempre hubo un déficit habitacional y de espacios considerable, además que las pocas viviendas que se construyen están sujetas a una especulación financiera gigantesca. Esto genera un número importante de sujetos desafectos a tal forma de gestión del hábitat, que no pueden acceder a usar el espacio a través del dinero.

Fuente: El Ciudadano

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