Congreso mundial de arquitectos: los recursos y el patriarcado, en debate
Por Clarín.com ARQ Arquitectura
Fuente: Clarín.com 28/07/2021
Solano Benítez habló de amor y de esperanza. La alemana Anna Heringer se reconoció “idealista”. La 27° edición del Congreso Mundial de Arquitectos UIA 2021 Río fue el altavoz de profesionales comprometidos con las buenas prácticas y su ejecución concreta en el territorio.
La inauguración del capítulo “Todos los Mundos. Un solo Mundo” del congreso online contó con la bienvenida de autoridades y el breve saludo de Álvaro Siza Vieira desde Portugal.
Los también portugueses Eduardo Souto de Moura y Nuno Sampaio, en diálogo con la brasileña Carla Juaçaba, encabezaron la primera mesa del Congreso en un debate sobre arquitectura contemporánea con sentidas y conceptuosas referencias al recientemente fallecido Paulo Mendes da Rocha, a quien la Unión Internacional de Arquitectos le otorgó este año la Medalla de Oro.
De Moura destacó su amistad con el brasileño y el gusto de ambos por la ingeniería, el uso de los materiales crudos y, a pesar de eso, la aproximación poética a la arquitectura.
Sampaio y De Moura compartieron el mismo lugar en los archivos de Casa da Arquitetura, en Matosinhos, cerca de Oporto (Portugal). Juaçaba se les unió desde Río de Janeiro.
Capillas y paisajes
En un momento de la charla, De Moura y la brasileña compararon sus trabajos para la iniciativa del Vaticano en la Bienal de Arquitectura de Venecia, 10 capillas, curadas por Francesco Dal Co y diseñadas por prestigiosos arquitectos entre los que, además, estuvieron Smiljan Radic (Chile), Javier Corvalán (Paraguay) y Eva Prats y Ricardo Flores (España y Argentina), entre otros.
El portugués se refirió a la obra de Juaçaba que logra estar perfectamente integrada al paisaje del bosque de la isla de San Giorgio Maggiore, detrás de la Basílica diseñada por Andrea Palladio (donde se levantaron las capillas).
Sin levantar una pared, la joven arquitecta logró que la vegetación circundante conformara el espacio interior de la capilla. Las copas de los árboles, la visión del cielo, funciona como el techo de la capilla.
El trabajo de Souto De Moura es todo lo contrario, un lugar cerrado por cuatro muros y uno en el centro, que puede funcionar como un altar. Todo construido con grandes sillares de piedra amarilla de Vicenza, toscamente tallados, dispuestos de manera de formar un trapezoide alargado y parcialmente cubierto. En uno de sus extremos una abertura, tiene una abertura junto a un árbol existente, que sirve de acceso al recinto.
Con un tono más filosófico, Solano Benítez disertó sobre la importancia del amor y su contraparte, el miedo, en la condición humana. Y cómo las condiciones de pobreza que hay en el mundo exigen un replanteo que debe involucrar un mayor respeto por la tierra.
El paraguayo destacó que “es importante proteger, cuidar y construir entre todos un horizonte distinto al que tenemos porque evidentemente las condiciones de habitabilidad han variado y necesitan nuevas respuestas”. Y agregó: “Necesitamos enfrentarlas con alegría y con esperanza y, a la vez, aventurarnos a producir algo distinto”.
La importancia de cuidar los recursos
Solano Benítez mostró dos proyectos propios realizados con una diferencia de 30 años, en los que tuvo el objetivo de usar la menor cantidad de materiales posible. “Es momento de reutilizar los materiales porque es necesario reducir el uso de energías. Un ejemplo simple es construir con materiales de desecho, de demolición”, afirmó quien considera “importante producir modificaciones en los sistemas de construcción” que, sin afectar el resultado, signifique una simplificación y una evolución en el modo de habitar.
Por otra parte, mencionó el adobe como uno de los materiales cuyo uso podría extenderse.
“Soy una idealista. Creo que podemos construir comunidades con recursos que la naturaleza nos da gratis. Todo lo que necesitamos es ver esos recursos y utilizarlos”, aseguró Anna Heringer, ganadora del Aga Khan (AKAA) de Arquitectura de 2007.
La alemana apoyó su relato en su experiencia en Bangladesh, “donde aprendí que la estrategia más efectiva para que haya resiliencia y desarrollo sostenible es mirar los recursos disponibles en el sitio, o en la comunidad, o en tu interior, e intentar aprovecharlos al máximo sin depender de factores externos”.
Citó como ejemplo el bambú, un material apto para la edificación y “un símbolo importante, ya que lo pueden maniobrar todo tipo de personas, inclusive niños, y además ayuda a disminuir el nivel de estrés”.
Como otra opción, sugirió que podría reutilizarse el material de excavación.
“Luz, agua y actitud”, así nombró el indio Bijoy Jain, de Studio Mumbai, a esos tres elementos que caracterizan nuestra forma de habitar. “La construcción es algo físico pero la calidad de la experiencia es lo más importante”, aseveró.
Para Jain, “la búsqueda del agua es la base fundacional de cómo podemos ocupar el espacio”, ya que la India se construye con agua, arcilla y piedras. También bambú y cal.
A diferencia de lo que ocurre en Occidente, muchos de sus proyectos no persiguen el recorrido de la luz del Sol, sino que se basan en el ciclo de la Luna.
Por su parte, la mexicana Tatiana Bilbao tituló su conferencia “La casa como acto social” y contó cómo a partir de su trabajo en la construcción de un monasterio en Alemania comenzó a reflexionar sobre el sentido de comunidad, espiritualidad y rituales.
Nuevas formas de habitar
“El monasterio es el espacio doméstico por excelencia. Los monjes tienen una comunidad interior en la que todos trabajan para mantener el cuerpo y la espiritualidad. Nosotros todavía no entendemos, aunque siempre estamos buscando ese tipo de relación. Vivimos en un mundo donde todo es privado o público, individual o colectivo; tenemos que olvidar estas dicotomías, porque es en las zonas grises donde se crean las relaciones”, sostuvo.
Por ley, dijo, en una vivienda debe haber cama, baño y habitación, a partir de una configuración de padre, madre e hijos y donde el trabajo doméstico no se considera trabajo. “Debemos romper con la perpetuación de los espacios domésticos promovidos por familias heteropatriarcales y crear espacios flexibles que puedan ser usados como la gente quiera”, dijo.
Y llamó a pensar en una vida en comunidad donde se pueda socializar, por ejemplo, el cuidado de los niños.
La ponencia de la brasileña Elizabeth de Portzamparc se centró en el concepto de “arquitectura nexus”. Al respecto, explicó: “Vivimos en un sistema de ciudades interconectadas, y la arquitectura tiene que ver con estas conexiones”. Y acuñó el neologismo “despeorar” para referirse a las intervenciones que urge llevar a cabo en pos del cuidado de los recursos naturales.
La arquitecta radicada en Francia, donde ejerce junto a su marido, el pritzker Christian de Portzamparc, concluyó que la tradición de una visión urbana funcionalista incide negativamente en la vida cotidiana de las personas.