Casas son más apetecidas
Esta tendencia se da principalmente en comunas céntricas, donde no existen inmuebles unifamiliares nuevos que puedan competir en similares condiciones
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por Oriana Olivos Marín
El mercado de la vivienda usada, aunque permanece tras bambalinas, tiene la misma dinámica de crecimiento que el de la nueva. Incluso, la cantidad que se tranza al año, tanto en unidades como en UF, es mayor. Se calcula que por cada propiedad sin uso que se vende, dos antiguas corren la misma suerte.
Según los expertos, para ambos existen compradores, pero hay matices. «Tratándose de casas usadas, hay una gran variedad de ubicaciones. No ocurre lo mismo con las nuevas, que sólo se pueden encontrar en sectores periféricos como Lo Barnechea, La Dehesa, Peñalolén y Huechuraba», dice Alejandro Jaime, corredor de propiedades que se acaba de incorporar a Rex/Max, empresa de corretaje mundial.
Una casa en Ñuñoa, de 140 metros cuadrados, en un terreno de 400 metros cuadrados, de entre 40 y 70 años, se vende a precios que oscilan entre los 50 y los 90 millones de pesos. En esta categoría, en las comunas más céntricas, es imposible encontrar una vivienda nueva. Este fenómeno, salvando las diferencias, también se da en barrios localizados en Providencia, donde las viviendas unifamiliares son tan apetecidas, que existe una alta rotación de stock, y quien no se decide luego a comprar pierde la oportunidad.
En cuanto a los precios, las casas de segunda mano, con ocho años de antigüedad, pueden llegar a costar hasta 20% menos que las nuevas; siempre y cuando sean productos similares y localizados en el mismo sector.
Lo interesante, comentan los expertos, es que estas viviendas en extensión pierden menos valor que los departamentos en la medida en que pasan los años y se acorta la vida útil de la construcción. Esto se da así porque en las casas está en juego el precio del terreno, el que muchas veces, cuando se trata de viviendas usadas, puede costar más de lo que está edificado en él.
Más competencia
En cambio, en materia de departamentos la competencia entre ambos mercados es mucho más dinámica; la oferta es variada y heterogénea. Por ejemplo, en Providencia por cada edificio nuevo, existen ocho usados, provocándose una diferencia en los precios de manera sustancial. Sólo un dato. Un departamento con más de 20 años de vida puede costar hasta 40% menos que su similar en el mercado de los nuevos. Incluso, explica Alejandro Jaime, se está dando la tendencia, en un sector de gente joven, de comprar departamentos de hace 40 o 50 años, que tienen dos dormitorios y dos baños en 90 o 100 metros cuadrados, en vez de preferir su homólogo en el mercado de los nuevos cuyas dimensiones no superan los 44 metros cuadrados.
La razón radica en que estos inmuebles disponen de cocina y baños amplios, pisos de parqué y techos altos, y aunque el edificio no tenga ascensor, es bien valorado al contar con pocos departamentos por piso, dice el experto.
«La gente, en estos casos, sacrifica la modernidad por el confort de contar con más espacio a menor precio. Incluso, está dispuesta a invertir dinero para arreglar los inmuebles a su gusto», dice el corredor.
Como el mercado de la vivienda usada está menos estandarizado que el de la nueva, y se caracteriza por ser imperfecto y misterioso, presenta muchas más oportunidades de buenos precios. De allí la importancia que tiene el hecho de indagar en él, cuando se quiere comprar una vivienda de esta naturaleza.
Uno de los problemas que enfrentan el comprador son los precios. Por ello, el interesado debe asesorarse bien para pagar lo que corresponde por el inmueble; también debe contar con la información clara y precisa de lo que está adquiriendo. Por ejemplo, no dejarse llevar por la publicidad y averiguar los metros cuadrados útiles reales que tiene la propiedad y no quedarse sólo con la información del aviso económico. Además se recomienda averiguar sobre las características técnicas del inmueble, como calidad de la construcción y otras especificaciones relevantes.
Por último, cuando de viviendas usadas se trata, los expertos aconsejan dejar de lado aspectos superficiales, como problemas de pintura o de puertas que no cierran. «Más vale fijarse en la ubicación, el equipamiento del entorno e incluso en las proyecciones que tiene el barrio, entre otros parámetros. Los detalles de terminaciones con un poco de plata se solucionan; en cambio, si el comprador se equivoca en los segundos aspectos, es grave porque son esos los que le dan el real valor al inmueble».
Oferta heterogénea
Según los expertos, las viviendas usadas, tanto casas como departamentos, se pueden encontrar a mejores precios ya que existe una oferta más variada y muchas alternativas de ubicaciones. Incluso, en algunos casos los precios pueden ser hasta 40% más baratos, siempre y cuando, se trate de sistema de copropiedad.
Fuente: El Mercurio Domingo 3 de junio de 2007