Compartir arriendo con un completo desconocido: la curiosa solución a la crisis habitacional en Chile
Por Nicole Iporre
Fuente: La Tercera 27/03/2023
Los altos precios de arriendo y venta de departamentos han vuelto todavía más complejo el objetivo de tener una casa propia. Por ello, muchas personas optan por arrendar habitaciones y compartir su hogar con extraños ¿En qué consiste el arriendo compartido?
Vivir con un completo extraño. La convivencia ya puede resultar difícil con la propia familia, pero abrirle las puertas a alguien que no conoces, que ocupe tus espacios comunes e incluso tu baño es una práctica cada vez más común en el país.
Esa es la medida que están tomando muchos chilenos y chilenas en medio de la mayor crisis habitacional en los últimos 25 años, y es que el alza en el costo de vida y, principalmente, en el mercado inmobiliario, está haciendo imposible que alguien joven viva solo y, peor aún, cumplir el sueño de comprar una propiedad.
La casa propia: un sueño imposible en Chile
Los precios de los arriendos en los sectores más acomodados de la capital, como Vitacura, Las Condes, Providencia o La Reina, se han disparado hasta en un 40% en el último año. Según un reportaje de TVN, hoy las habitaciones en estas comunas cuestan lo mismo que arrendar un departamento completo hace dos años.
Por ejemplo, en Portal Inmobiliario, un departamento de 1 dormitorio en Vitacura, Las Condes o Providencia está entre los 500.000 y 700.000 pesos chilenos, sin contar gastos comunes ni cuentas como agua, luz y gas.
Pero arrendar una sola pieza cuesta entre 300.000 y 600.000 pesos chilenos, y suele incluir todos los gastos adicionales. Incluso, se permite ocupar todos los espacios comunes de la casa.
Además, en medio de esta crisis, el corretaje de propiedades ahora es mucho más exigente con los requisitos para arrendar, pidiendo documentos inalcanzables, como ganar tres o hasta cuatro veces el valor del alquiler y un aval con las mismas características.
“Ese es el problema. Tenemos los precios de Europa, pero los ingresos de los países pobres de África. Entonces esa es la dicotomía”, le dijo Alejandro Guzmán, experto en educación financiera, al equipo de 24 Horas.
Un sistema que parece funcionar para todos
En muchos casos, la razón por la que los arriendos suben está estrechamente relacionada con el alza de la UF (de enero de 2019 a la fecha subió de $27.565 a $35.600), por lo que los dueños de los departamentos se ven obligados a incrementar los precios para poder pagar sus deudas con el banco.
Por ello, compartir techo y gastos con desconocidos, parece ser la solución “salvavidas” que se adapta y funciona para ambos lados: los arrendatarios, que no tienen el dinero suficiente para arrendar una propiedad a solas, y los arrendadores, que no pueden pagar el dividendo tras el alza de este.
Teresa, una mujer que vive en la comuna de La Reina, tiene una casa con siete dormitorios, por lo que decidió arrendar algunas piezas por el valor de su dividendo: “A mí me subió mucho, mucho, el valor del dividendo por el tema de la UF. Entonces fue una forma inteligente de ponerme el parche antes de la herida”.
—¿Cuánto te falta para terminar de pagarla?— le preguntó la periodista de TVN a Teresa.
— ¿Podemos hablar de otra cosa?— respondió la mujer, entre risas nerviosas.
— Mucho parece ¿no?
Y es que sí, Teresa reconoció que compró su propiedad hace 15 años y le faltan otros 15 más.
Lo mismo le pasó a Giovanni, un italiano que compró su casa y cuyo dividendo subió de 780.000 pesos chilenos a 960.000 en tan solo tres años, por lo que no le quedó otra opción que arrendar y compartirla con extraños.
La experiencia de vivir con un desconocido
“Una pesadilla”. Así fue la experiencia de Giovanni con la primera arrendataria que tuvo. La catalogó de “desordenada, un poco mal educada”, y es que a pesar de que habían comenzado bien la convivencia, después de un mes empezó a tener problemas, atrasarse con los pagos y no tenía un trabajo estable.
Además, dejaba las cosas sucias y desordenadas. Pero fue una experiencia que, para el hombre, le dejó un aprendizaje para hacer un filtro y elegir con más precaución a quién dejaba entrar a su casa y aprender a poner reglas claras.
Así llegó a su casa Yolmari, una joven con la que no ha tenido problemas y que, a pesar de ser profesional y tener un buen trabajo, admitió que “la economía no me da para arrendar algo para mí sola”.