Así es volver a clases en la Toma Israel de Colina

Por Francisco Velásquez

Fuente: Interferencia.cl 13/03/2021

A pesar de que el Colegio de Profesores se ha opuesto al regreso a clases presenciales, el Ministerio de Educación insiste en que los establecimientos deben abrir sus puertas. La escuela para quien vive en una toma es más que formación educativa y, por lo mismo, los padres esperan con ansias el retorno a las aulas, aunque una de las asistentes sociales de la comuna de Colina advierte que no existen las condiciones mínimas.

El primer lunes de este mes inició la vuelta a clases. El subsecretario de Educación, Jorge Poblete, informó que cerca de 3.300 establecimientos de educación parvularia y escolar han retomado las clases presenciales, 43 de ellos han presentado algún caso de covid-19, de los cuales 18 se encuentran en la Región Metropolitana.

En algunas escuelas de Colina siguen construyendo salas de clases, mientras a los profesores se les informa que seguirán en modalidad online. En otros establecimientos se inició el año escolar el 8 de marzo y mientras que en algunos casos solo hasta el 15 de este mes. No ha cambiado el panorama desde el final del segundo semestre. 

Según comentó una asistente social de la comuna – quien trabaja con dos escuelas y atiende a cerca de 800 niños de la comuna – “para los profesores debe ser caótico, nadie sabe realmente qué se hará o cómo seguirán adelante, no existen las medidas ni las condiciones de infraestructura adecuada para que sigan trabajando. Nadie ha hecho contención al personal que trabaja en las escuelas, ni menos se logra tener claridad de las necesidades o afectaciones que viven los niños”. 

Nunca estuvo frente a una pantalla con su profesor. “¡Él pasó de curso sin ir a clases!”, exclama con una sonrisa la abuela. 

Para la asistente social, aun cuando se han hecho una serie de protocolos, la aplicación es casi imposible, porque del papel a la realidad es diametralmente diferente. Los problemas de conectividad entre las escuelas y los estudiantes continúan, así como también las barreras de acceso a un sustento básico. 

Por otra parte, la profesional valoró el trabajo que hacen los profesores, ya que, en general, intentan por todos los medios establecer contacto con los niños; logrando en muchos casos alcanzar un vínculo académico y en gran medida de contención.

La necesidad del regreso a clases 

Harold Aibar está en cuarto básico en el colegio Marco Goicolea de Colina. Para él, el semestre inició el 8 de marzo. Por estos días está al cuidado de su abuela, Antonia Rosario de Reyes, junto a sus tres hermanos lactantes. Vive en la toma Israel de Colina, igual que otros 300 niños. 

Harol y su amigo
Harol y su amigo

Según relata Harold, durante el año 2020 no recibió clases on line. Su madre le entregaba una tarea diaria que era enviada por los docentes para continuar con su formación. Nunca estuvo frente a una pantalla con su profesor. “¡Él pasó de curso sin ir a clases!”, exclama con una sonrisa la abuela. 

Su percepción frente a la permanencia de su nieto en casa es negativa, “porque uno no tiene de dónde sacar, no hay para darle comida en la casa y uno no tiene. No tenemos esa ayuda. Estamos mal. Se necesita urgente volver al colegio”, dice. 

“Nadie viene a ver nuestra situación, porque vivimos en toma. Les da miedo entrar, aunque acá es muy tranquilo. Viven condenándonos”, relata Rosario. 

Su percepción frente a la permanencia de su nieto en casa es negativa, “porque uno no tiene de dónde sacar, no hay para darle comida en la casa y uno no tiene. No tenemos esa ayuda. Estamos mal. Se necesita urgente volver al colegio”, dice. 

Según la abuela, el niño “se está atrasando, porque tiene rato que no recibe clases, no se lo que este gobierno está esperando. Atrasándole la mente a los muchachos en la casa”. 

La familia de Harold solo recibió la caja JUNAEB hasta diciembre. Ahora que se retomarán las clases, podrán aliviar su situación solicitando esta provisión

Por su parte, el presidente del Colegio de Profesores, Carlos Díaz hizo un llamado urgente al gobierno de Sebastián Piñera, al Ministerio de Educación; ya que “dadas las condiciones que hoy día tenemos, no es posible continuar con clases presenciales en todo el país“, enfatiza. 

Además, denunció que se estaría “obligando a funcionarios a asistir presencialmente, poniendo en riesgo sus vidas, porque tienen que trasladarse y permanecer en cada uno de los establecimientos educativos”.

Una experiencia que esperan repetir en Colina

Ñurca Montaña de la Martínez es vecina de Harold y su abuela. Llegó hace cinco años a Chile desde República Dominicana. Su esposo trabaja en la construcción como jornal y su ingreso es de entre 200 y 300 mil pesos mensuales. Sus hijos están cursando cuarto y séptimo básico. 

“El año pasado mis hijos recibieron una buena formación. Vivíamos en San Joaquín y ellos estaban en el colegio El Ángel. Tenían clases de 8 a 13 horas y luego en la tarde hasta las 18”, relata.

La hija de Ñurka junto a su amigo
La hija de Ñurka junto a su amigo

“El año pasado mis hijos recibieron una buena formación. Vivíamos en San Joaquín y ellos estaban en el colegio El Ángel. Tenían clases de 8 a 13 horas y luego en la tarde hasta las 18”, relata.

Ñurca cuenta a INTERFERENCIA que “para solventar las clases on line de sus hijos compra bolsas de prepago que duran 12 días y que tienen un costo de 8 mil pesos. Así vamos proporcionando el internet en la medida que podemos para que los niños no pierdan sus clases”.  

La mujer junto a su familia llegaron a vivir a la toma Israel durante la segunda mitad del año pasado y para este año han matriculado a sus hijos en el Colegio Sembrador de Colina. Por el momento, han recibido algunas instrucciones sobre el correo y la modalidad en la que se impartirán las clases, sin embargo, aún está a la espera de que inicie el semestre. 

Está agradecida de la acogida que tuvieron sus hijos, ya que al momento de matricularlos habían cerrado la inscripción para extranjeros y en el establecimiento les abrieron un cupo.

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