Desafíos de la reconstrucción: nuevas políticas habitacionales y de edificación

Dichato, Comuna de Tomé
Dichato, Comuna de Tomé

Una nueva etapa enfrenta la emergencia que está viviendo Chile producto del terremoto y maremoto del 27 de febrero: reconstruir. Los expertos coinciden en que es imprescindible que en el caso de las viviendas y el patrimonio histórico que resultó afectado se realicen nuevas políticas habitacionales y de edificación, así como de restauración y mantenimiento.

La emergencia que vive el país luego del terremoto del 27 de febrero marcó definitivamente la partida de los nuevos ministros del gobierno de Sebastián Piñera.

En sus primeras horas a cargo del Consejo Nacional de las Artes y la Cultura,  Luciano Cruz Coke, afirmó que la primera prioridad de su cartera será la reconstrucción del patrimonio del país, comprometiéndose a “trabajar por mantener las edificaciones históricas y culturales de Chile”.

Frente a la gran cantidad de construcciones urbanas y edificios históricos que sufrieron daños debido al terremoto y las continuas réplicas que se han dejado sentir los últimos días, en el marco de la etapa de reconstrucción que se empieza a desarrollar, urgen normas efectivas para las políticas habitacionales y de edificación, así como para las tareas de mantención y restauración del patrimonio arquitectónico.

Según Alfredo Rodríguez, secretario ejecutivo de SUR Corporación de Estudios Sociales y Educación, una de las tareas esenciales en este proceso es mantener la identidad histórica de las ciudades o localidades.

“Puede ser que la ciudad que tenía una cierta estructura, que tenía una cierta historia, pierda todo eso y al final se termine construyendo un conjunto de mediaguas o conjunto de poblaciones que no tiene nada que ver con el lugar donde se ubica y pierda toda la tradición y la vida urbana”, advirtió.

Reconociendo que Chile es un país sísmico, a ajuicio de Claudio Pulgar, arquitecto de la Universidad de Chile, se hace imprescindible que el Estado restablezca su capacidad fiscalizadora, sobre todo considerando el colapso que sufrieron muchos edificios y la necesidad de reconstruir con rapidez.

“El desarrollo del mercado inmobiliario, especialmente los de renovación urbana, el centro histórico, por el tema de la preeminencia de mercado se han ‘privatizado’ muchas funciones que antes tenían que cumplir funcionarios públicos, por ejemplo la inspección de las obras, y del mismo modo reconfigurar y redirigir las políticas de vivienda ”, sostuvo el arquitecto.

A modo de ejemplo, Pulgar destacó cómo sobrellevaron el terremoto la mayoría de las viviendas sociales, atribuyéndolo a las constantes fiscalizaciones que reciben de parte de los municipios y  del ministerio de Vivienda, además de la inspección de obras que les exige la ley a las mismas constructoras e inmobiliarias.

Aunque que durante todos estos días los expertos han  orientado a la población respecto a los daños de las viviendas, también han denunciado el riesgo de construir nuevamente en el borde costero, sin normas adecuadas de edificación y fiscalización, además de resaltar que en el país no existe una política de mantenimiento de los edificios, ni siquiera en los que son considerados como patrimonios culturales.

En este sentido, la arquitecta y presidenta del comité de Patrimonio del Colegio de Arquitectos de Chile, Maryolaine Neely, reafirmó que los daños en el patrimonio arquitectónico y urbano no se deben a su antigüedad como muchos podrían pensar, sino a un deficiente mantenimiento en ellos.

“Un rasgo común de nuestros inmuebles públicos y de instituciones tan prestigiosas como la U. de Chile es que todos han sido mal mantenidos. La mayoría de los inmuebles de edad tienen defectos con el terremoto porque los arrastraban con anterioridad y las políticas de no mantención para las viviendas y los inmuebles patrimoniales, por supuesto, hacen mucho más evidente este punto”, asegura Neely.

La arquitecta indicó, además, que todo inmueble, ya sea con daños estructurales o superficiales puede ser reparado y que la variabilidad está sólo en el gasto que involucra, pues en algunos casos es más costoso reparar que demoler y volver a construir.

El caso del patrimonio arquitectónico y urbano  del país es diferente, pues su valor está justamente en la infraestructura, por lo que su restauración dependerá  “del valor que le da una sociedad a su patrimonio, de lo que está dispuesto a invertir”.

Fuente : Radio Universidad de Chile

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